Es una de las expresiones latinas más conocidas.
Un latinajo con el que se nos exhorta a no dejar pasar el tiempo sin más. A que disfrutemos el presente o aprovechemos el día, frente al incierto futuro.
Se trata de un tópico literario recurrente. Uno más.
Un latinajo con el que se nos exhorta a no dejar pasar el tiempo sin más. A que disfrutemos el presente o aprovechemos el día, frente al incierto futuro.
Se trata de un tópico literario recurrente. Uno más.
“Carpe diem” aparece por primera vez acuñada por el poeta romano Horacio, formando parte de la frase: dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem, quam minimum credula postero. (Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo: aprovecha el día, y no confíes lo más mínimo en el mañana) Horacio, Odas, I, 11, 7-8.
En puridad, su traducción literal es “cosecha el día”, de ahí su sentido figurado de aprovechar el presente y no malgastarlo.
Forma parte de ese lugar común donde conviven locuciones como, collige rosas (coge las rosas) o tempus fugit (el tiempo escapa).
También el latino Catulo nos advierte, ahora en su otro sentido: … Soles occidere et redire possunt: nobis, cum semel occidit brevis lux, nox est perpetua una dormienda. (… Los soles pueden salir y ponerse: nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera luz, tendremos que dormir una noche eterna).
Con posterioridad tuvo cierta relevancia en el Barroco, Romanticismo y Renacimiento. Y a finales del siglo XX se hizo popular a raíz de la película ‘El club de los poetas muertos’. Pero eso ya lo saben ustedes. Carpe diem.
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