(Continuación) En fin, todo sea por dejar una buena impronta escrita en lo personal y, como debido pago por la controvertida y suspecta vocación de servicio bloguero.
Entendidas como aquellos errores en la escritura que
infringen las normas de ortografía y gramática, según la Fundación del
Español Urgente (Fundéu) existe cierto consenso en admitir que, a la hora
de escribir, probablemente sean las tildes las faltas más cometidas por
los españoles.
Las más habituales, bien por su ausencia o por su presencia
incorrecta, y no menos importantes pues pueden
determinar por sí solas el significado de una frase; entre otros errores
recordar su ausencia/presencia en las palabras agudas, graves o esdrújulas,
toda una pesadilla escolar.
Marchando una de pronombres
O las normativas en los pronombres exclamativos e interrogativos, (“¿
Pero no así los determinantes y los artículos,
que nunca se acentúan (“El examen, tu examen, está ya hecho desde hace
muchos meses”). Bueno, también está lo de estos otros pronombres, también
personales, “mí” y “ti”, el primero con tilde diacrítica (“¡A
mí me lo vas a decir!”) del todo necesaria para no confundirlo, por
ejemplo, con la nota musical mi o con el determinante posesivo
que, en 1982, hizo famoso a ET, el extraterrestre “Mi caaasaaa”.
No me negará que es un buen nexo éste, entre artes
mayores, la cuarta (música) y la séptima (cine), y el arte/ciencia
de la ortografía, sobre el que habremos de volver; no, no se puede dejar así
como así.
Y seguimos con los adverbios
Pero antes de la deriva adverbial, hacemos lo propio con el segundo de los pronombres, “ti” que, al no tener que diferenciarse de ninguna otra palabra no precisa de la tilde; y ya de la que va, siguiendo con los pronombres no me resisto a ponerle negro sobre blanco otro ilustrativo ejemplo que se resume en la expresión “A mí sí, pero a ti no”.
Donde el adverbio de afirmación “sí”
se escribe con tilde diacrítica, igual que si hubiera actuado como pronombre
personal (“Él hablaba para sí mismo”), una cuestión del todo
distinta a si hubiera actuado como conjunción, “si vienes, te avisaré” o, de nuevo vuelvo a la cuarta
de las artes mayores, como nota musical “La canción empieza en si
bemol”, que se escriben sin tilde.
Otro gallo es el que nos canta con el adverbio de negación “no”
(vaya por Dios con los vínculos), en el que, al no existir
otras palabras con la misma escritura que puedan confundir, no necesita de la susodicha
tilde. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




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