Buena parte de lo que le paso a exponer en estas líneas lo aprendí gracias a un viejo conocido que sabe mucho, lo sabe bien y además, por motivos profesionales, lo sabe explicar de forma más que comprensible para legos como un servidor, de modo que vaya por delante este preliminar.
De haber omisiones u errores en este texto, sepa que
todos y cada uno de ellos son achacables, en entera exclusividad, a mi torpe
entender y a mi más que mejorable redacción, dicho lo cual continuo con el
liminar.
El inicio de la vejez
El tema en cuestión surgió a raíz de que le espetara
algo así como, Manuel (nombre ficticio) ¿existe una edad concreta en
la que dejamos de ser adultos para convertirnos oficialmente en personas
mayores?
Como puede ver mi interés iba en la línea de saber a qué edad da comienzo el desgaste físico, en qué momento el cuerpo humano empieza a envejecer, algo que, por otro lado, suele ocurrir sin previo aviso en la mayoría de los casos.
Pero sabedor de que la percepción de la vejez varía
mucho según culturas, generaciones y la propia edad, me interesaba el punto de
vista de la ciencia y sus posibles respuestas, más objetivas y
cuantitativas gracias a los estudios biológicos de última generación.
Se trata de una cuestión que, como comprenderá, me
preocupa por razones evidentes, así que le presté la mayor de mis atenciones.
‘Undulating
changes in human plasma proteome profiles across the lifespan’
Me dijo que, precisamente, acababa de leer una investigación a propósito de este tema, “Cambios ondulantes en los perfiles del proteoma plasmático humano a lo largo de la vida”, realizada por un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) liderado por un tal Tony Wyss-Coray.
Según la cual habían realizado un análisis del
envejecimiento humano llegando a poner, negro sobre blanco, números exactos a
esta vital transición; no me digan que no existen las casualidades.
Este estudio, publicado en la revista científica Nature
Medicine, examinó el plasma sanguíneo de más de 4200 personas de
entre 18 y 95 años, con el objetivo de determinar los marcadores biológicos más
precisos del envejecimiento y, entre otros hallazgos, el más relevante fue que
algunas de las proteínas presentes en la sangre pueden funcionar como un
reloj biológico ¡Cómo me gusta la ciencia! (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




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