domingo, 9 de agosto de 2015

Luna “oculta” y Tierra brillante

No hace ni una semana que les escribía sobre el bulo de la Luna azul, del que precisamente hablamos también en la chipionera charla del viernes pasado Ciencia para una noche de verano.

De hecho el asunto no es novedoso en estos predios, pues hemos enrocado bastantes entradas sobre nuestro satélite, por lo que ésta viene a ser una más. O quizás no.

Si se fija, se trata de un montaje fotográfico realizado con las imágenes captadas por la Cámara de Imagen Policromática de la Tierra (EPIC) que fue instalada por la NASA a bordo del Observatorio Climático del Espacio Profundo (DSCOVR).

Un ingenio espacial que lleva prestando servicios desde hace poco más de seis meses. Les cuento.


De GoreSat1 a DSCOVR, pasando por Triana
Deep Space Climate Observatory (DSCOVR) es como en la actualidad se conoce al satélite climático y de observación terrestre de NOAA, que fue lanzado por SpaceX en un vehículo lanzador Falcon 9, el pasado 11 de febrero de 2015 desde Cabo Cañaveral.

En un principio fue desarrollado por la NASA con el propósito de observar la Tierra, a partir de una propuesta realizada en 1998 por el entonces Vicepresidente de los EEUU Al Gore. Motivo por el que durante un tiempo se le conoció, de manera oficiosa y por razones obvias, como GoreSat1.

Sin embargo por diversas circunstancias que no vienen al caso, el nombre no cuajó y pasó a ser conocido como Triana, en honor de Rodrigo de Triana, el primer hombre de la tripulación de Cristobal Colón en ver tierra o el Nuevo Mundo, que así lo llamaron.

Una cuestión de perspectiva sin duda alguna, me refiero a lo de Nuevo, claro. Y una vieja historia, la del señor Rodrigo, ya contadas en estos predios por lo que las dejamos aquí.

Porque la intención del político estadounidense, recuerde el señor Gore, era, no sólo proporcionar una vista (casi) continua y en vivo del planeta entero, con la información científica y los adelantos técnicos que ello pudiera conllevar. No.

Punto lagrangiano L1
También pretendía de algún modo, continuar el efecto de concienciación terráquea que generó la más que popular fotografía Canica Azul tomada por la misión Apolo 17.

Y por ello es por lo que el satélite se encuentra en una órbita de Lissajous, en concreto en el punto lagrangiano L1 Sol-Tierra, a un millón y medio de kilómetros (1 500 000 km) de nuestro planeta.

Llegó allí el 8 de junio del 2015, exactamente cien (100) días después de su lanzamiento, y desde entonces, orbitando con un periodo de seis (6) meses y un ángulo aeronave-Tierra-Sol comprendido entre cuatro (4) y quince (15) grados, no ha dejado de tomar fotos del planeta entero cada dos horas (2 h).

No olvidemos que en esta ubicación goza de una privilegiada vista continua de la estrella y del lado soleado del planeta.

Pero su misión no es esa exclusivamente. Además nos manda una más que interesante información científica cuantitativa, sobre diferentes fenómenos espaciales y terráqueos.

Por citar sólo algunos: nos revela las variaciones del viento solar; nos proporciona alertas tempranas sobre eyecciones de masa coronal acercándose; y también observa fenómenos terrestres asociados a cambios en la composición de ozono, aerosoles, polvo y ceniza volcánica.

Asimismo nos informa de las fluctuaciones en las alturas de las nubes, de la cobertura de la vegetación y clima, etcétera.


Acerca de las fotografías
Parte del mérito del proyecto se debe a que las imágenes han sido captadas desde una distancia superior al millón y medio de kilómetros (1 500 000 km) y, sobre todo, a que nos muestran la ‘cara oscura’ de la Luna, llamada así al no ser visible desde nuestro planeta. (Continuará)






2 comentarios :

una sevillana dijo...

Me gustaría que, como hace en otras ocasiones comentara de forma más extensa sobre la charla que impartió en Chipiona.

Anónimo dijo...

¿Se ha enterado del accidente que sufrió hace más o menos un mes el Falcon 9? Le agraddecería que infirmara del mismo.
Un aficionado a la astronaútica y seguidor del blog