Sin embargo hay otro fenómeno lunar que, por llamativo, llama más nuestra atención. Se trata del plenilunio o Luna llena. El segundo de los sucedidos celestes de los que les hablaba anteriormente.
Éste nos resulta más familiar y, por supuesto, es más espectacular. Se trata de una de las fases lunares que tienen lugar cuando, nuestro planeta, se encuentra situado exactamente entre el Sol y la Luna.
Entonces la elongación de nuestro satélite es de 0º y su iluminación del 100%.
Ocurre cada 28 días y es cuando el hemisferio visible de la Luna alcanza su mayor iluminación. Tanta que no es posible distinguir con detalle, los accidentes de su superficie debido a la ausencia de sombras.
Se nos presenta completamente circular y con una gran luminosidad. Precisamente, la última luna llena de invierno tuvo lugar el pasado 19 de marzo de 2011 y sólo una hora más tarde ocurrió lo del perigeo lunar.
Es decir que tuvimos la ocasión de ver la Luna más brillante, la llena, más cerca que nunca. Algo que sólo sucede cada dos o tres años. Un espectáculo por tanto casi único.
Fruto de esta coincidencia de perigeo y plenilunio se estima que nuestro satélite pudo brillar un 30% más de lo normal.
Un efecto visual que, al igual que el geométrico de su tamaño, lo más probable es que pasara desapercibido para la mayoría de nosotros si no nos lo avisan. Si acaso, alguno, podría apreciar algo más de iluminación sobre el terreno. Pero sería raro.
Como sabemos, la aparición del plenilunio en cada ciclo lunar, y a pesar de lo que digan los charlatanes, no trae ninguna consecuencia sobre el planeta distinta de las ya conocidas y esperables.
Por ejemplo en Cádiz, el pasado sábado, en la bajamar se pudo ir andando hasta los cimientos de las mismas murallas de Santa Catalina.
O que en Matalascañas, la Piedra de la derrumbada torre almenara quedaba a más de 200 m de la orilla con la marea baja.
O que en Matalascañas, la Piedra de la derrumbada torre almenara quedaba a más de 200 m de la orilla con la marea baja.
Fenómenos inesperados pero no por ello inesperables.
Lo malo es que como este año se han juntado plenilunio y perigeo, en internet, se ha desatado una gran y conspiranoide desazón.
Según los exégetas de las ciencias ocultas, tal confluencia no puede traer nada bueno para el planeta.
Sólo malos augurios, catástrofes, desgracias y cataclismos. De hecho le han puesto nombre: Superluna.
Me refiero al fenómeno astronómico, claro. Al de los cuerpos celestes. No a la actividad humana de esos charlatanes.
Como ya conocen mi opinión al respecto de todo aquél que se aprovecha de los sentimientos o la necesidad humana, lo dejaré ahí. Bueno, les diré algo más.
Las ciencias ocultas son las ciencias económicas que practican estos señores, pero con sus dineros. A propósito de esto, el clásico lo tenía muy claro cuando escribió:
Dineros son calidad
¡Verdad!
Más ama quien más suspira
¡Mentira!
Luís de Góngora y Argote.
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