lunes, 17 de noviembre de 2008

Sputnik I (y 2)

(Continuación). En el espacio, el Sputnik (“camarada viajero”, en ruso) describía una órbita elíptica alrededor de la Tierra.

Empleaba en ella (periodo) algo más de hora y media (96 min y 10,2 s) y su altura variaba entre los 947 km (perigeo) y los 227 km (apogeo).

Se mantuvo operativo 22 días, entre el 4 y el 26 de octubre, y se desintegró en su entrada en la atmósfera el 4 de enero de 1958, tres meses después de su lanzamiento.

Recorrió más de 50 millones de kilómetros, en las 1440 vueltas que dio alrededor de nuestro planeta. Un prodigio humano.

¡Bip,Bip,Bip!
Era la monótona y telegráfica señal que el satélite emitía cada 0,4 s, y que permitía su seguimiento desde la Tierra. Sólo servía para eso, dado que su pequeño tamaño imposibilitaba que fuera visto por nadie, ni siquiera con prismáticos.

Pero como lo hacía en onda corta, pudo ser escuchado por cualquier radioaficionado del mundo. Lo que facilitó que tuviera un enorme seguimiento y que provocara reacciones muy distintas entre los humanos.

Para empezar desató la "sputnikmanía", y no hubo lugar en el mundo donde no se bautizara con su nombre cualquier cosa.

Sputnikmanía
Desde discotecas hasta cócteles, pasando por bocadillos y vestimentas. Todo se llamaba ahora Sputnik. Era lo moderno. Ni siquiera los EEUU se libraron de esta moda.

La inconformista juventud estadounidense de aquellos años, “desnombrada” por el tímido y místico novelista Jack Kerouac como generación beat, fue rebautizada por la prensa afín al régimen comunista como beatniks.

Un intento de asociarla con la nave soviética. Cosas de la política y las modas. Que no quedó ahí. El 3 de noviembre de 1957, sólo un mes después del lanzamiento del Sputnik I, Radio Moscú anunciaba el lanzamiento de un nuevo satélite.

Sputnik II
El segundo satélite artificial ruso y éste, además, iba tripulado con el primer ser vivo que orbitaba la Tierra. La famosa perrita Laika. Medio mundo pensó que era imposible. Pero se equivocaba.

Podría parecer increíble, mas era cierto. No obstante, esa es otra historia.



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