martes, 10 de febrero de 2015

A propósito de Winston Churchill (y 3)


(Continuación) Más que aprovechados porque, aparte de piloto, político y escritor, nuestro hombre fue también un magnífico pintor impresionista de acuarelas, bajo el seudónimo de Charles Morin.

Ah!, y para que conste fue albañil aficionado en sus ratos libres. Sí. Como lo lee. Fue todo eso, sin dejar de mencionar su avidez por la lectura y su afición por el licor y el tabaco.

De la primera dicen que, a lo largo de su vida, se maceró en los alcoholes más exquisitos, y de la segunda, que se llegó a fumar más de doscientos mil (200 000) puros. Una cifra que si lo piensa resulta impresionante. Yo les he echado unos números, verán.

Echando números al asunto del fumaque
Si vivió noventa y un (91) años y suponemos que de ellos fumó durante setenta y cinco (75), una simple división entre el número de puros fumado y el de años fumando nos da la cifra de dos mil seiscientos sesenta y siete (2 667) puros al año, aproximadamente.

Una cantidad, a la que si de nuevo le aplicamos la elemental operación aritmética, ahora, entre los trescientos sesenta y cinco (365) días que constituyen un (1) año, se convierte en unos siete (7) puros al día.

Un número a considerar pues si descontamos las horas de sueño, más o menos puede significar que se fumó de promedio un (1) puro cada dos (2) horas o medio (0,5) puro cada hora.

Un fumaque a considerar si se hace todos los días del año, durante setenta y cinco (75) años. O al menos eso pienso, pero claro, bien pensado, yo no soy fumador. Así que tampoco es como para tener muy en cuenta mis cálculos. Qué sabré yo.

Otros logros churchillenses
Lo importante es que, además y como es sabido, a nuestro personaje le quedó tiempo para ganar una guerra, quizás, la más terrible de la historia humana.

También, y esto es posible que no sea tan conocido, como ministro de Economía a principios del siglo XX instauró el subsidio de desempleo, las bolsas de trabajo, el salario mínimo en algunas profesiones, y nuevas regulaciones de las condiciones laborales en las fábricas.

Aunque mejorables con el paso del tiempo, pocos pueden dudar que fueron grandes logros sociales para su época.

Es posible que también extrañe a algunos, saber que Churchill fue reconocido por la Academia Sueca con el Premio Nobel de Literatura en 1953. Según la fundación se le concedió por “su maestría en la descripción histórica y biográfica, tanto como por su brillante oratoria, que defiende exaltadamente los valores humanos”.

En ciertos mentideros literarios se habló de influencia política. No en vano en ese momento era Primer Ministro británico. En fin, estas cosas pasan.

Y por supuesto ya se lo he dicho, fue un apasionado de la ciencia y la tecnología. Como pocos él supo ver la influencia de ambas en el devenir de la Humanidad.

Sin duda Churchill -que en 1898 participó como oficial en la última carga de la caballería británica, en Omdurmán (Sudán)- supo, una vez que estuvo en el 10 de Downing Street, que el futuro ya no cabalgaría nunca más a lomos de caballos.

Un signo de los tiempos. El que marcaba el desarrollo de la ciencia.


1 comentario :

Luisa Dueñas dijo...

Me gustaría que editara todas las entradas sobre Churchill seguidas, sin dejar días entre ellas.
Gracias.