martes, 17 de febrero de 2009

La historia de la cometa y la llave

El estudio eléctrico de las tormentas lo inició, a mediados del siglo XVIII, el estadounidense Benjamin Franklin (1706-1790).

Un hombre brillante que también destacó como filósofo natural, político, impresor, estadista, escritor, diplomático e inventor.

No es por nada, pero llama la atención su exitoso nivel de actividad. Si bien es en el campo de la Electricidad donde alcanzó sus mayores éxitos.

Franklin se hizo mundialmente famoso con su experimento de la cometa, con el que pretendía demostrar que los relámpagos eran un intercambio de electricidad. Un fenómeno eléctrico, entre cielo y suelo.




El experimento cometero
Para ello se puso a volar en junio de 1752, y en medio de una tormenta, una cometa. En su punta colocó una aguja metálica y, de cola, utilizó un hilo de seda, en cuyo extremo inferior ató una llave de metal.

La idea era que si había electricidad en las nubes, ésta sería atraída por la fina punta de la aguja (gracias al efecto punta). Se desplazaría a través del hilo de seda mojado por la lluvia y cargaría eléctricamente la llave metálica que estaba en el extremo.

Si esto fuera así cuando acercara su mano a la llave deberían saltar chispas de ésta. Y así lo hizo.

Y saltaron chispas hacia su mano, con lo que quedaba demostrada la naturaleza eléctrica de los relámpagos. Pero tuvo suerte. Mucha suerte.

Otros hombres que repitieron el experimento, murieron electrocutados por la descarga de la llave. Recordemos los altos valores de tensión e intensidad que suelen tener estas descargas.

En concreto, en 1753, un año después de esta experiencia, el físico G. W. Richmann moría electrocutado, al repetir el experimento que demostraba la naturaleza eléctrica de los fenómenos tormentosos.

Efecto punta
A partir de este experimento Franklin pudo inventar el pararrayos. Está basado en el comentado efecto punta. Él ya había observado que el vaso de Leyden (un recipiente cargado de electricidad), se descargaba más rápidamente, y a mayor distancia, si el objeto que se le acercaba tenía forma puntiaguda.

Es como si la punta atrajera a la electricidad. O que la electricidad sintiera predilección por el extremo metálico como la llave. Una cuestión del gusto.

Y a propósito de la llave, ¿será una coincidencia el hecho de que Franklin utilizara una llave en su experimento entre el cielo y la tierra (podía haber empleado cualquier otro objeto metálico) y el que, según la tradición cristiana, el apóstol Pedro sea el guardián de las llaves del cielo y la tierra? Yo no lo sé, pero quién sabe.

Las llaves de Pedro
Lo cierto es que, desde el siglo XIV, las llaves forman parte del escudo de la Santa Sede. Y en la iconografía cristiana se identifica a San Pedro por llevar en su mano derecha unas llaves.

Una simbología que está basada en una promesa que Jesús hizo al apóstol en el siglo I:

Tibi dabo claves regni caelorum, esto es, “Te daré las llaves del Reino de los Cielos”.

Después vino Franklin en el XVIII, con la otra llave. La de la tierra.

Pero bueno, ¿y lo del pararrayo?

3 comentarios :

Anónimo dijo...

LA noche del dia 24 de junio, repetiremos el mismo experimento de la cometa de B.Franklin para verificar su teoria.
El ensayo de realizara con toda una serie de equipos electricos que registraran los valores, es un primer ensayo que a posteriori servira para poder demostrar otras teorias sobre la electriciad atmosferica.
Angel Rodriguez http://www.int-sl.ad/pdf/INT-franklin.pdf

Anónimo dijo...

Franklin no era loco. Se ubicó bajo techo. La llave impedía que el agua que mojaba el hilo de seda de la cometa, mojara el pañuelo de seda seco (aislante) que tenía en la mano. De la llave goteaba el agua que corría por el hilo y formaba en el suelo un pequeño charco. Acercando la llave al charco se producían descargas (no tocó la llave con la mano, sería suicida y lo sabía). Con la llave electrificada cargó botellas de Layden y probó con electróforos su teoría de la electricidad.
Esto no solo clarificó la naturaleza de los rayos, sino que abrió las puertas a la CORRIENTE ELÉCTRICA (La electricidad es estática, si no tiene por donde correr).
Durante el experimento nunca un verdadero rayo se descargó por el sistema. Franklin "cosechó" simple inducción, pero bastó para demostrar su punto de vista!

Anónimo dijo...

Por aquella época Franklin y otros "nenes" como Graham Bell, experimentaban con barriletes y formaron una sociedad de "electrobarriletología" que tenía publicaciones mensuales. Esto no duró mucho, creo que solo unos años, pero esos apuntes y notas serían seguramente muy interesantes. Alguien sabe de esto?
Recibiré con interés los datos que me envíen a: idim_mamo@yahoo.com.ar