viernes, 1 de agosto de 2008

¿Por qué este mes se llama agosto?

Debe su nombre al primero de los emperadores romanos, César Octavio Augusto, y se le puso en su honor dado que algunos de los más afortunados acontecimientos de su vida ocurrieron en este mes.

Que originariamente constaba de 30 días y era llamado sextilis, pues era el sexto mes del calendario romano primitivo, que empezaba en marzo y tenía sólo 10 meses.

Un calendario introducido hacia el siglo VII a.C. y que constaba de 304 días y no de los 365,24219 del año estacional o trópico.

Una menor duración que hacía que las estaciones no coincidieran en las mismas fechas de un año para otro. Todo un problema socioeconómico.

De ahí que en ese mismo siglo VII a.C., fueran añadidos dos meses más, enero y febrero, durante el reinado del rey Numa Pompilio que, para que conste, fue el segundo rey de Roma después de Rómulo.

Fue este mismo rey quien le quitó un día con lo que se quedó en 29, si bien Julio César le añadió dos, con lo que pasó a tener 31, que es tal como hoy lo conocemos.

No obstante, y a pesar de estos cambios, el calendario romano, lunisolar como el griego, era muy inexacto por lo que se hacía necesario añadir, cada cierto tiempo, algunos días para ajustarlo.

Algo de lo que se encargaban los gobernantes de la época y lo hacían, como ya se pueden imaginar, según les daba.

Bien por mero capricho personal, bien por espurios intereses privados o bien por conveniencia pública para alargar o acortar los periodos electorales.

Se ve que el hombre, desde que lo es, apenas ha cambiado en su condición, y que los políticos han sido siempre iguales, independiente de la época en la que hayan vivido.

El caso es que, como consecuencia de estas irregularidades, el calendario llegó a desajustarse hasta tal punto que, cuando él señalaba el comienzo del invierno, la primavera ya florecía en los campos.  Ya les previne de este desajuste.

A este fenómeno de, digamos, desajuste estacional, cualquier zascandil logsero, hoy en día lo hubiera adjudicado al 'cambiante cambio del clima climático'.

Pero por fortuna, a Julio César, lo que se le ocurrió fue establecer un nuevo calendario, llamado en su honor Calendario Juliano, que dejaremos para otro momento. No en vano estamos en verano, a principios de agosto.


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