La más famosa de todas las cuentas atrás es, seguro que lo ha pensado, la de los lanzamientos de los cohetes espaciales. Una pequeña historia que tiene su intrahistoria.
Resulta que no fue una idea de los técnicos de la NASA, como muchos podríamos pensar. No.
En realidad fue inventada por el cineasta alemán Fritz Lang para su última película muda, La mujer en la Luna, estrenada en 1928.
Una película importante en la historia del cine y, quizás, el film de ciencia-ficción más verosímil que se había planteado hasta ese momento.
El asunto es que Lang debió pensar que: "Si empezaba a contar a partir de uno, nadie sabría cuándo terminaría. Pero que si lo hacía desde diez hacia atrás, todos sabrían que la cuenta acabaría en cero. Lo que le daría un dramatismo añadido a la situación". Dicho y hecho.
Y gustó. Porque este conteo descendente sería empleado después en todas las películas posteriores y, lo que es más interesante, en los lanzamientos espaciales reales.
De modo que debemos a un director de cine, el suspense que se produce cada vez que una nave espacial abandona nuestro mundo. Les dije antes dicho y hecho, pues ahora añado y plagiado.
Y es que, a veces, la vida imita a la ficción. Aunque no siempre lo que salga sirva.
Resulta que no fue una idea de los técnicos de la NASA, como muchos podríamos pensar. No.
En realidad fue inventada por el cineasta alemán Fritz Lang para su última película muda, La mujer en la Luna, estrenada en 1928.
Una película importante en la historia del cine y, quizás, el film de ciencia-ficción más verosímil que se había planteado hasta ese momento.
El asunto es que Lang debió pensar que: "Si empezaba a contar a partir de uno, nadie sabría cuándo terminaría. Pero que si lo hacía desde diez hacia atrás, todos sabrían que la cuenta acabaría en cero. Lo que le daría un dramatismo añadido a la situación". Dicho y hecho.
Y gustó. Porque este conteo descendente sería empleado después en todas las películas posteriores y, lo que es más interesante, en los lanzamientos espaciales reales.
De modo que debemos a un director de cine, el suspense que se produce cada vez que una nave espacial abandona nuestro mundo. Les dije antes dicho y hecho, pues ahora añado y plagiado.
Y es que, a veces, la vida imita a la ficción. Aunque no siempre lo que salga sirva.
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