miércoles, 2 de enero de 2008

La reina de África

Dirigida por John Huston en 1951, está basada en la novela homónima de C. S. Forester. Ganó un Oscar al mejor actor principal (Humphrey Bogart), y obtuvo otras tres nominaciones, al mejor director, a la mejor actriz principal (Katharine Hepburn), y al mejor guión. Sin desentrañar el argumento, salvo que está ambientada en África Oriental durante la Primera Guerra Mundial, sí damos tres apuntes acerca del mismo.

Uno, ilustrativo. La ficción cinematográfica de la protagonista Rose Saber está inspirada en las aventuras africanas reales de una mujer extraordinaria Mary Kingsley. Una mujer que recibió la admiración pública de hombres de la talla de los exploradores D. Livingstone y H. M. Stanley, y del escritor R. Kipling. Algo nada fácil en los tiempos que corrían.

Otro, anecdótico. El rodaje estuvo plagado de mil contratiempos. Filmada en el Congo belga, actual República del Congo, como camerinos se utilizaban cabañas de paja que carecían de servicios de aseos, agua corriente, etc. Como consecuencia de las penalidades derivadas del clima africano, el guionista J. Agee sufrió un amago de corazón, si bien la cosa quedó en el susto y algunas escenas del río se tuvieron que rodar en un estudio. Debido al calor y a las lluvias torrenciales, casi todo el equipo de rodaje cayó enfermo de disentería, al parecer debido al agua bebida. Tan sólo dos personas se salvaron: Huston y Bogart. La explicación, dicen las lenguas anabolenas, porque nunca bebieron agua. Sólo el whisky que se habían traído de América. A saber. Con la gente del cine nunca se sabe.

Estotro, político. Corrían malos tiempos en los EEUU. El macarthismo hacía de las suyas y los tres, Huston, Bogart y Hepburn, estaban perseguidos por comunistas. Con esta película se rehabilitaron de forma pública. Recuerden la escena en la que la Hepburn convence a Bogart para que lleve su barco corriente abajo y volar el barco enemigo. Todo un gesto redentor de patriotismo. De hecho ella, socialista confesa y activista declarada, dejó de aparecer en las listas negras de Hollywood. Corrección política lo llaman.

Ya nos lo advirtió el poeta sevillano Antonio Machado: “El cine... ese invento del demonio”.


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