Hace algo más de cuatro años, a inicios del verano de 2010, les citaba de pasada la estupidez y lo hacía en relación con algunos de los aspectos que rodearon a la Copa Mundial de Fútbol de ese año. Entre otros aparecieron el Jabulani, la vuvuzela, el CSIC, la NASA y cómo no Paul, el pulpo pitoniso.
Les empezaba hablando del “impacto que la estupidez ha producido en la Humanidad”, y como ésta había sido un “tema tratado por numerosos pensadores a lo largo de su historia”.
Por lo que tengo leído, “es un hecho comprobado que con cada uno de nosotros, vive un factor de estupidez que resulta siempre ser mayor de lo que creemos.