Quizás convendría empezar diciendo lo que se entiende por
espacio exterior,
espacio vacío o, simplemente,
espacio.
En una primera aproximación, con este término, se hace referencia a las regiones del
Universo fuera de las atmósferas de los cuerpos celestes y, relativamente, vacías.
Se suele utilizar para diferenciarlo del
espacio aéreo y, naturalmente, de las zonas terrestres.
Antes de continuar, y si me lo permiten, en esta entrada admitiremos (por ahora) que en realidad, el espacio exterior
no está completamente
vacío de materia.
Es decir, no es un vacío perfecto. Lo dejaremos en que contiene una
baja densidad de partículas y de radiación electromagnética. Ya volveremos sobre el asunto.
Dicho lo cual retomamos el espacio exterior que, descrito así, no debería plantearnos ningún problema saber dónde empieza. Y de hecho así es.
Lo que en realidad resulta problemático es saber, dónde acaban las atmósferas de los planetas. Por ejemplo la terrícola, la nuestra.
Y en nuestro caso, han de saber no hay un límite claro entre la
atmósfera terrestre y el espacio.
La razón estriba en que la
densidad de la atmósfera, va decreciendo de forma gradual a medida que la altitud aumenta.
Por eso su límite superior resulta tan difuso de definir. Lo que motiva que, a lo más que haya llegado el hombre es a definirlo, de un modo más o menos arbitrario o convencional.
El asunto tiene su pequeña intrahistoria. Se la cuento en orden cronológico.
Alas de astronauta
El primero de los convenios que se utilizó lo tomaron, claro, los estadounidenses y en poco tiempo se convirtió en una tradición.
La
NASA instituyó conceder la condecoración conocida como
“alas de astronauta” a aquellas personas que consiguieran llegar a una altura de cincuenta (50) millas o, lo que es lo mismo 80,47 km.
Venía a ser como un certificado de haber estado en el espacio. Una hazaña al alcance de muy pocos. Un club de elegidos.
Con el tiempo, algunos pilotos de prueba de los aviones-cohete
X-15, se unieron a este selecto club. No en vano con sus vuelos alcanzaban techos que rozaban los 100 km de altura.
Y la mayoría de los expertos coincidían en que, un vuelo a semejante altitud, ya puede considerarse un viaje espacial en toda regla.
Línea de Kármán
Sin embargo, la
Federación Aeronáutica Internacional (FAI) ha establecido lo que se conoce como
línea de Kármán.
Un segundo convenio por el que la altura, sobre el nivel del mar, de cien (100) kilómetros es la que define el límite inferior del espacio. (
Continuará)