(Continuación) Si bien en otra línea de motivación disciplinar, en octubre de 2018 traje a estos predios un óleo sobre lienzo acompañado de un pasatiempo, se trata de ‘Cálculo mental. En la escuela pública de S. A. Rachinsky’ pintado entre 1895 y 1896 por el pintor ruso Nicolai Petrovich Bogdanov-Belski.
Y el año pasado, 2023,
enrocamos el que es quizás el objeto más famoso y visitado del Museo de
Historia de la Ciencia de Oxford, la pizarra que aclaró el error aritmético de Albert Einstein
(1879-1955) en aquella clase del 16
de mayo de 1931.
La misma que ha sido conservada cuidadosamente (“pérfida Albión”) a diferencia de sus compañeras españolas de unos años antes (1923), recuerde las charlas en Barcelona y Zaragoza, de su gira española formando parte de su particular “silbando mi teoría de la relatividad”.
Pizarra y Marie Curie
Lo siento, pero es la
mejor fotografía que he encontrado de esta Hacedora de la ciencia cerca de una pizarra, aunque eso sí el momento es
inmejorable pues se trata de la primera clase en la Sorbona de París, de
la física y química polaca nacionalizada francesa Marie Curie (1867-1934), la primera mujer catedrática de la historia y profesora de una
universidad.
Un puesto y un cargo
creado especialmente para su marido el físico francés Pierre Curie (1859-1906) y que este sólo había ocupado dieciocho
meses por su muerte accidental tan solo unos meses antes.
La clase inaugural tuvo
lugar el 5 de noviembre de 1906, y constituyó todo un evento social al que
acudieron no solo estudiantes y profesores de la universidad, se agolparon
periodistas y curiosos, burgueses y aristócratas, todos querían estar presentes.
Para que se haga una idea de expectación creada la clase empezaba a la una y media (13:30) pero desde las diez de la mañana, cientos de personas ya hacían cola delante de la puerta de la sala de conferencias de Física de la Sorbona.
¿Qué que les impulsaba a
haberse movilizado hasta allí? pues se lo puede imaginar, desde la búsqueda de
conocimiento o el apoyo personal y profesional, hasta las reticencias y
prejuicios respecto a las mujeres como docentes, pasando por la contemplación
de un drama. Ya ve por dónde voy.
Las puertas de la sala con
una capacidad para ciento veinte (120) personas, se abrieron a la una y cuarto (13:15)
y entre la gente que se precipitó al interior estaban dos invitados de
excepción: su suegro el doctor
Eugene y su hija Irène
que iba de la mano de su querido abuelo.
La ovación con la que Marie fue recibida y despedida al final de la clase fue única, la comenzó explicando la teoría de la radiactividad, la obra de Henry Becquerel y sus consecuencias, citando a “Monsieur Curie” y su investigación trágicamente interrumpida.
Y la finalizó ofreciendo
una demostración del pequeño resplandor azul del radio, Ra,
retirándose como había aparecido, modesta y sencilla, insensible a los aplausos
y ovaciones de su público.
Así lo relató con
admiración L’Illustration y demás periódicos no se quedaron atrás en
elogios: Le Figaro le dedicó un completo artículo y Le Journal
vio este día como una gran victoria para el feminismo,
qué me dice. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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