martes, 29 de abril de 2008

Pasatiempos. 09

A ver si les impresiono con este ejercicio numérico. Coja lápiz y papel:

Anote el número de su mes de nacimiento. Multiplíquelo por 2. Súmele 5. Multiplique de nuevo por 50. Súmele su edad actual ¿Qué número le da?

Si me lo manda como comentario me comprometo a decirle, a través del blog, su edad y mes de nacimiento.

¿Fenómeno paranormal? No. Sólo cultura matemática.

Por supuesto que también le digo cómo lo hago. Pero, claro, a cambio, si es tan amable, me tiene que demostrar porqué funciona. Las Matemáticas también son cultura.

Solución: Basta con restar 250 al número que le haya salido. Unidades y decenas le dan su edad, centenas y unidades de millar el mes. Pero, ¿porqué algoritmo matemático se explica? Espero enrocado.

domingo, 27 de abril de 2008

¿Qué es el "Efecto ojos rojos"?

Es lo que sucede cuando hacemos las fotos con flash. Aparecen unos horribles ojos inyectados en sangre, que hace que parezcamos extraterrestres de ciencia-ficción. Pero tranquilos.

El fenómeno es muy humano y totalmente explicable por la ciencia, en concreto por la Fisiología Óptica.

jueves, 24 de abril de 2008

Más de lo mismo

Nunca en la historia del hombre, ha faltado un susto apocalíptico que llevarse al cuerpo.

Hace dos o tres décadas se trataba del “invierno nuclear”, se acordarán ¡Qué frío!

Después fue la “lluvia ácida”, encargada de dejar nuestros bosques y praderas peladitas de vida. Ya.

Luego vino el “agujero de ozono” sobre la Antártida ¿Qué pasó con él? Y así otros muchos, que recordar no quiero.

Lo cierto es que son recurrentes. Cíclicos. Como los viejos milenarismos.

Ahora toca el “cambio climático”. Pues muy bien. Una muestra más, del débil periodismo de encargo.

La ciencia, por el contrario, nos dice que sólo se puede hablar de cambio climático cuando los promedios medidos, se repiten con mayor frecuencia e intensidad que en tiempos pasados.

Unos tiempos que no son ni un día, ni un mes, ni un año. Sino decenas de años, siglos.

J. A. Maldonado y M. Picazo en sus informativos, no se cansan de repetir que, a veces, la situación meteorológica es rara, pero no única.

Que ya se ha dado en otros años, sólo que lo hemos olvidado. Pues nada.

Yo recuerdo, de pequeño, haber oído a mis abuelos decir que el tiempo estaba loco. Ya porque el verano hubiera sido más lluvioso o frío de lo habitual. Ya porque el invierno hubiera sido más seco o templado que otras veces.

Ahora sé que no estaba loco. No. Era el cambio climático. Ignaros.

Pasatiempos. 08

Una operación simbólica.

Sí sólo intervienen los números: 1, 2, 3, 5, 7, y 8 resuelva las siguientes sumas simbólicas:

E + F = 9

A + D = C

A - D = B

Solución: A = 5 ; B = 3; C = 7; D = 2; E = 1; F = 8 ¿Es ésta la única solución?

miércoles, 23 de abril de 2008

En la Luna con Galileo

“En mi mano izquierda tengo una pluma, en la derecha un martillo”
David R. Scott, comandante del Apolo XV, en la superficie lunar.

Transcurría el verano de 1971, y se trataba ya de la cuarta misión tripulada a la Luna, la Apolo XV. Como en otras, sobre la superficie de nuestro satélite, los astronautas realizaron multitud de experimentos científicos, destinados a confirmar teorías o a tomar medidas experimentales. Bueno, todos menos uno.

Éste pretendía rendir homenaje a un físico del siglo XVII, Galileo Galilei. Que no es un científico más, sino uno de los más grandes. No en vano Galileo está considerado como el Padre de la Ciencia. De ahí el experimento.

Lo realizó el astronauta David R. Scott, inspirándose en la idea de la caída libre galileana: dos objetos de masa diferente, caen con la misma aceleración en ausencia de rozamiento con el aire. En este caso con un martillo y una pluma de halcón. Scott, parado frente a la cámara del ‘Moon Rover’, empezó diciendo: “En mi mano izquierda tengo...” y a continuación los dejó caer. Cuando ambos llegaron a la vez a la superficie lunar soltó lo de: “... Esto demuestra que el señor Galileo estaba en lo cierto”. Y tanto que lo estaba.

La Física de la caída
Dos detalles llaman la atención de esta experiencia lunar. Uno. Lo lento que caen ambos cuerpos. Otro. El hecho de que lleguen a la vez al suelo. Sorprenden porque es algo que no ocurre en nuestro planeta. Aquí no sólo habrían caído más rápidos sino que, además, el martillo habría llegado al suelo antes ¿Por qué es así? Vayamos por parte.

1) La explicación de la rápida caída radica en el bajo valor de la intensidad gravitatoria lunar, comparado con el de la Tierra. Como sabemos depende de la masa y del radio del cuerpo celeste en cuestión.
g = G · m / r2

Ambas magnitudes son menores en el caso del satélite y, unos sencillos cálculos nos muestran que la intensidad de la gravedad lunar es, aproximadamente, la sexta parte de la terrestre.

g L = 1/6 g T

Lo que dinámicamente implica, a su vez, una aceleración de caída seis veces menor y, por tanto, un mayor tiempo de llegada al suelo.

2) La llegada simultánea al suelo es debida al hecho de que, en la Luna, no exista atmósfera. No existe por tanto rozamiento, y actúa sólo la fuerza gravitatoria en ambos cuerpos, martillo y pluma. De la aplicación de la Segunda de Newton a los cuerpos se deduce que les producirá la misma aceleración de caída. Como además se dejan caer a la vez y desde la misma altura, tardan el mismo tiempo en llegar. Física en estado puro.

Un apunte más. La razón de que nuestro satélite no tenga atmósfera se debe también a su baja intensidad gravitatoria. Demasiado pequeña como para poder retener a los gases, que escapan hacia el espacio exterior. No se pierdan el vídeo.


martes, 22 de abril de 2008

Las manos pintoras

'Las manos pintoras' de M. C. Escher, un especialista en engañar nuestros sentidos. En este caso jugando con las dimensiones. Del dibujo plano del puño de una camisa surge una mano con volumen, que pinta a otra que surge igual que ella.

Lo superficial y lo volúmico se mezclan. Como si la realidad surgiera de la nada. Un mundo aislado y enigmático ¿Imposible?

Para colmo, el papel del que surge todo está fijado a la superficie mediante chinchetas. Es decir, las manos son una aparición que pintan ¡Ahí es nada!

Escher, un nombre a recordar en esto de la geometría y la perspectiva.

lunes, 21 de abril de 2008

Si la envidia fuera tiña

"Ex ungue leonis" (De las garras del león)
J. Bernouilli, matemático suizo (1667-1748)

No creo que haya nadie que ignore quién fue Isaac Newton. Un hombre reconocido por todos, que no necesita presentación. Se trata, quizás, del hombre más decisivo en la historia de la Humanidad junto Arquímedes y Albert Einstein. Un personaje público sobre el que no escasean las anécdotas. Ésta es una de ellas

La historia empieza el 29 de enero de 1697, cuando Isaac Newton recibió una carta procedente de Basilea. En su interior dos problemas de matemáticas y una solicitud: que los resolviera. Aunque también había sido enviada a otros matemáticos, la intención de quien la mandaba era bien artera. Quería poner en un aprieto al genio. Medir su destreza en el uso del recientemente desarrollado Cálculo Diferencial.

El remitente de la misiva fue Johann Bernoulli, aunque era G. Leibniz, que mantenía con Newton varias disputas, el que estaba detrás de la jugarreta y el que había influido en su envío. Si la envidia fuera tiña.

La carta llegó a manos del físico a las seis de la tarde y a las cuatro de la mañana ya había resuelto ambos problemas. Pero no le contestó, sino que envió las soluciones al presidente de la Royal Society, y fueron publicadas de forma anónima en el número de febrero de 1697 de la revista Philosophical Transactions. Y a Bernouilli que le dieran, debió pensar Newton.

Él resolvió en horas diez, lo que a la gran mayoría de los matemáticos de la época le hubiese costado toda una vida. Varignon, L´Hôpital o D. Gregory, que también habían recibido los problemas, fueron incapaces de resolverlos.

Pese al anonimato con que se publicaron las soluciones, por la elegancia de sus desarrollos, Bernoulli reconoció de inmediato a su autor y al leer el artículo exclamó: “Ex ungue leonis”. De las garras del león. Una señal de admiración en clave de metáfora con el rey de la selva.

Seguro que no se lo esperaba, pero se lo tendría que haber imaginado. Era el gran Isaac Newton. No se le podía tratar como a cualquier otro mortal. Y es que el señor Newton era mucho don Isaac.

sábado, 19 de abril de 2008

Lord Ernest Rutherford, Barón de Nelson


El físico neozelandés Ernest Rutherford (1871-1937), está considerado el padre de la Física Nuclear.

No en vano, descubrió las radiaciones alfa y beta, fue autor de un modelo para el núcleo atómico (en el que se concentra toda la carga positiva y casi toda la masa del átomo), consiguió la primera transmutación artificial y, asoció el fenómeno de la radiactividad con la desintegración de los elementos químicos.

Lo que le valió el Premio Nobel en Química de 1908.

Precisamente fue cuando le comunicaron que le habían concedido el galardón, que exclamó: "¡Y yo que me creía físico!". Fina ironía físico-química.

Premio Nobel de 1908 en Química, “Por sus investigaciones sobre la desintegración de los elementos, y la química de las sustancias radiactivas”.

Sus cenizas reposan en la abadía de Westminster junto a las de Sir Isaac Newton y Lord Kelvin.

viernes, 18 de abril de 2008

Cuenta atrás, o ¿dónde está el hombre oculto?

Entre tantos granos de café, hay un hombre oculto. Tiene cinco segundos para descubrirlo, que empiezan a transcurrir... ¡Ya!

5 .... 4 .... 3 .... 2 .... 1.... 0.

¡Qué! ¿Aún no?

Los que saben de estos asuntos no ignoran que tendemos a lanzar la mirada hacia la derecha y hacia arriba.

Por eso ellos... ¿ahora?


jueves, 17 de abril de 2008

Perdición tecnológica


Dicen que existen tres caminos para la perdición: el sexo, el juego y la tecnología.
- El más placentero es el sexo. Sin duda.
- El más rápido el juego. No lo dude.
- Pero el de la tecnología, ése amigo, es el más seguro. Ni lo dude.

21 Black Jack

Dicen que está basada en una historia real. La que al parecer vivieron un profesor de matemáticas, del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y seis de sus mejores estudiantes, a los que logra involucrar en un plan: crear un equipo de Black Jack. Sí, el juego de cartas.

Primero, y a la vez que aprenden a jugar, idean un complejo sistema matemático capaz de vencer en ese juego. Después, ya se lo puede imaginar, se desplazan a Las Vegas, juegan, desbancan a los casinos y se hacen ricos. Pero... Ya está, no sigo. Así de simple.

Mente y juego. Inteligencia y suerte. Ciencia y cartas. Por supuesto que no es el primero, ni será el último film, que se hace sobre superdotados, ya estén sus especiales talentos relacionados con las ciencias o con las artes. Sólo que, en este caso, le ha tocado a las matemáticas. Bueno. Bien está.

Dejo fuera de este artículo, tanto la crítica cinematográfica de la película como el grado de éxito del supuesto método científico, del que habría algo que decir. Pero lo acabo con un pensamiento. No me ha gustado la combinación de ciencia, docencia, juego y ambición. No.

lunes, 14 de abril de 2008

Simpson y Ciencia


Son como de la familia. No en vano llevan ya entre nosotros veintiún años. Los mismos que han cumplido desde que los creó Matt Groening en 1987. Los Simpson, los mejores dibujos animados de todos los tiempos, al decir de muchos.

Una serie a la que su humor e inteligencia (“Si cierro los ojos, no tiene porqué estar pasando”), ironía e irreverencia (“Mi personaje de ficción favorito es Dios”), sarcasmo y constantes guiños al espectador (“Ohh Marge, mi gran reina... y Lisa, mi amada princesa... y como olvidarme del niño rata”) y los distintos niveles de lectura que puede ofrecer, hacen que pueda ser disfrutada por todos los públicos.

Aunque todos miráramos el mismo episodio, cada uno veríamos uno distinto, en función de nuestra edad y formación.

Además, y motivo por el que viene a este blog, la serie se ha convertido en uno de los mejores programas televisivos de divulgación científica. Así como lo leen y, por supuesto, por méritos propios.

Porque ¿En qué otra serie de TV han visto ustedes que aparezca Stephen Hawking, como si fuera lo más natural del mundo? ¿Que un padre regañe a su hija por ir en contra de las leyes de la termodinámica? ¿O que un niño como Bart descubra un cometa, aunque sea por accidente?

Sólo en la famosa familia amarilla de la tele, cuyos miembros demuestran tener unos curiosos conocimientos científicos. Si bien es cierto que no todos por igual. Las cosas como son.

Los cerebros grises
En cualquiera de los casos, ¿de dónde viene este interés simpsoniano por la ciencia? Lógicamente de sus guionistas. Ellos son el nexo entre la familia más popular de Springfield y la ciencia.

Algunos tienen formación científica -son licenciados en Física, Matemáticas, etc- y todos comparten la idea de que el humor debe llegar a todas partes, incluida la misma ciencia.

Lo que se plasma en bastantes capítulos de la serie, que vienen aderezados con chistes sobre matemáticas, biología o física (“En la vida hay tres tipos de personas: los que saben contar y los que no”).

Los guiños científicos no escasean y aciertan a mostrarlos de una manera que es de agradecer. Ponen especial interés, cuando analizan una cuestión científica, en ofrecer las dos versiones del asunto. Así permiten a los telespectadores formarse su propia opinión.

Nada más científico que esta postura, bastante inusual por otro lado, en los medios de comunicación. Un mérito de los guionistas, los grandes olvidados de esta historia, los cerebros anónimos.

Lisa, la escéptica
Un buen ejemplo de lo que les digo es ese capítulo en el que Lisa protesta contra la inclusión del Creacionismo en la escuela.

En él, ella afirma que el Creacionismo no es ciencia, sino una credulidad que se ha demostrado, además, errónea. A diferencia de la Teoría de la Evolución, que está sólidamente fundada desde el punto de vista científico. De modo que no están en el mismo plano de racionalidad, por lo que no se pueden ni comparar. Hasta nombra a Juan Pablo II, no les digo más.


No hay que esforzarse mucho para comprender que la niña es la voz de los guionistas, sobre todo en temas científicos. Al decir del propio Groening: “Lisa es la única que, tal vez, sea capaz de encontrar una salida... al menos de la ciudad de Springfield”. Junto a su padre forman los dos extremos de la cultura.

Él, un símbolo del estadounidense ignorante (“Lisa, cariño los vampiros no existen, son seres imaginarios como los duendes, los gnomos o los esquimales”) e indolente (“Es mejor ver hacer cosas que hacer cosas”).

Ella, tan inteligente, tan sensible y tan racional. Una pequeña Lulú, de sólo ocho años, peinada como una estrella de mar y a la que le gusta tocar el saxo barítono. Un ejemplo de cordura.

La película
Tras el éxito televisivo, lo de la película se veía venir. Y, natural, con carga científica. La trama es ambiental, perdón, medio ambiental. Una parodia del film de Al Gore sobre el cambio climático.

En una conferencia que Lisa da -de título “La verdad irritante”, en clara burla al goriano documental-, trata de informar a la población acerca de la realidad de la situación.

Como suele ocurrir en la vida, las palabras de la niña no son escuchadas y ella queda como una persona impopular entre sus conciudadanos. No dice lo que ellos quieren oír. Y ya se sabe.

Con motivo del estreno de esta primera película, el jefe de los guionistas de Los Simpson , Al Jean, licenciado en Matemáticas por Harvard, fue entrevistado para la prestigiosa revista científica ‘Nature’, que le dedicó dos páginas.

No olvidemos que es la publicación en la que sueñan aparecer todos los científicos del mundo. Todo un reconocimiento. (Continuará).

Este artículo apareció publicado el 27 de diciembre de 2007 en http://blogsuperhéroes.blogspot.com


domingo, 13 de abril de 2008

Foto de 'Ron' con flash

El título es cualquier cosa menos baladí. Incide en un detalle que llama la atención:

¿Por qué el perro aparece con los ojos verdes en vez de rojo, como nos pasa a los humanos?

Empecemos por decir que también pasa con los gatos, con casi todos los animales domésticos y con otros, no tan domésticos, como los cocodrilos.

Además, que no siempre tienen ese color los ojos. Pueden ser incluso rojos. Veamos la razón.

sábado, 12 de abril de 2008

¿Joven o anciana?

¿A quién ve en esta imagen cuando la mira? ¿A la joven o a la anciana? Fíjese bien, porque las dos están.

A modo de ayuda. Si ve a la anciana, piense que su nariz podría ser la mejilla y barbilla de la chica, y la verruga podría ser la nariz.

Si ve a la chica, fíjese en los detalles anteriores o mire cómo el collar de la chica es la boca de la anciana.

Lo que un observador ve depende no sólo de lo que mira. También de su experiencia vivida, de su conocimiento, de sus expectativas. Por eso, siendo única la imagen, cada uno ve cosas diferentes.

Luz e inteligencia.

El último gran mago

Pertenece a la terna de películas dedicadas al mundo de la magia, en los dos últimos años. Sus predecesoras seguro que las recuerdan: ‘El Ilusionista’ y ‘El Truco final (El Prestigio)’, ambas de 2006. La tercera, ‘El último gran mago’ (2008), viene a esta ciencinesca sección por una razón. Está centrada en la más científica, de las muchas facetas del famoso mago y escapista Harry Houdini. La de desenmascarador de médiums, psíquicos, espiritistas y parasicólogos, que hacían su negocio simulando que “contactaban con el más allá”. Embaucaban a todo aquel que les creyera, arruinando al que se descuidaba. Unos desalmados en toda regla. Eran los comienzos de ese timo llamado Espiritismo. Uno más del poblado mundo de Paranormalia.

Houdini solía retar en público a quien afirmaba poder comunicarse con muertos, espíritus o lo que fuera. De hecho ofreció una gran recompensa a la persona capaz de contactar con su madre, recientemente fallecida. Algunos lo intentaron y todos fracasaron. Sencillamente con él, los trucos de magia que hacían con la gente normal no servían. Houdini también era mago y de los buenos. De modo que los dejaba en evidencia, arruinándoles su reputación. No en vano en él convergían talante escéptico, actitud crítica y una vasta formación como mago, al ser un erudito del ilusionismo y un gran conocedor de la historia de la magia. Las primeras, ojo al dato, características propias de un científico.

En la película, Catherine Zeta-Jones, protagoniza a uno de esos falsos médiums. Una bella embaucadora, que aspira a engatusar al duro hueso de roer que era Houdini, interpretado por Guy Pearce. Pero ella cuenta con un aliado. El amor. El soberbio mago se enamora de la ambiciosa médium ¿Quién ganará? La soberbia, la ambición o el amor. Perdonen que no se lo revele y que mantenga la magia de la respuesta.

viernes, 11 de abril de 2008

¿Rap y educación juntos?

Sergio López es un joven sevillano más, indistinguible a simple vista de otros de su barrio, Los Pajaritos. Pero hay algo que le diferencia. Mejor dicho, dos algos.

Uno es su amor por la música (flamenco y hip-hop). Otro, la dolorosa realidad social que vive su barrio. Entre ambos le hacen distinto. Y lo transforman en su 'alter ego': Haze.

Un rapero diferente a todos los demás, sean españoles o americanos. Él es un cronista visceral de la realidad que se vive en nuestra ciudad. No imita la de otras latitudes, que poco o nada tienen que ver con la nuestra.

Así, con su especial mezcolanza musical y sus singulares letras, Haze ha logrado trascender el mundillo raperil. Algunos lo tachan de moralista. A mí no me lo parece, es más, me gusta.

En concreto el tema ‘Elige tu camino’ de su trabajo ‘Crónicas de Barrio’ (2004). No se pierdan el montaje escolar del vídeo.





Del asunto del fumaque

Más mata el tabaco que las guerras. Al menos los estudios así lo dicen.

Con diferencia el cigarrillo fue el mayor asesino del siglo XX.

Mucho más que el más criminoso de los criminales que en él vivieron, léase Hitler, Stalin, Mao Ze Dong, por no citar más.

Y la peor mortandad no la causaron las dos guerras mundiales o las epidemias masivas. No. La provocó el tabaquismo. Parece increíble, pero es cierto.

jueves, 10 de abril de 2008

Humor, Ciencia y Enseñanza


Es un ejercicio de matemáticas, de un iniciático curso de la logsera ESO.

Dicen que el alumno progresa adecuadamente. No lo sé. Será. En fin.

Ya conocen el dicho:

“El conocimiento me persigue,
pero yo soy más rápido”
.

De los estragos de la LOGSE.

miércoles, 9 de abril de 2008

¿Cuál es el origen de los nombres de los elementos químicos?

Suelen tener distinta procedencia. Existen los llamados elementos químicos con nombre propio. Son aquellos cuyos nombres proceden de apellidos de científicos.

No son muchos, la docena del fraile tan solo. Ahí van en riguroso orden alfabético:

- Bohrio, Bh (107): en honor de Niels Bohr, físico danés (1885-1962)
- Curio, Cm (96): en honor de Marie Curie, física polaca (1867-1934) y Pierre Curie, físico francés (1859-1906)
- Einstenio, Es (99): en honor de Albert Einstein, físico alemán (1879-1955)
- Fermio, Fm (100): en honor de Enrico Fermi, físico italiano (1901-1954)
- Gadolinio, Gd (64): en honor de J. Gadolin, químico finlandés (1760-1852)
- Lawrencio, Lr (103): en honor de E. O. Lawrence, físico estadounidense (1901-1958)
- Meitnerio, Mt (109): en honor de Lisa Meitner, física austríaca (1878-1968)
- Mendelevio, Md (101): en honor de D. I. Mendeléiev, químico ruso (1834-1907)
- Nobelio, No (102): en honor de Alfred Nobel, químico sueco (1833-1896)
- Roentgenio, Rg (111): en honor de W. C. Roentgen, físico alemán (1845-1923)
- Ruterfordio, Rf (104): en honor de Ernest Rutherford, físico inglés (1871-1937)
- Samario, Sm (62): en honor de I. Samarski, coronel ruso
- Seaborgio, Sg (106): en honor de Glen Seaborg, químico estadounidense (1912-1999)



Las caras de Bélmez

Al decir de Doña María Gómez -fallecida en el 2004- todo comenzó en el suelo de cemento de la cocina de su casa, en Bélmez de la Moraleda.

Sin saber cómo ni porqué, comenzaron a salir en el suelo unas manchas difusas, con forma de rostros humanos. Unos trazos inquietantes que atemorizaron a toda la familia.

Tanto que picaron el suelo para hacerlas desaparecer. Fue en vano. Esa misma noche volvieron a salir sobre el renovado cemento y, lo que es peor, con los rasgos más acusados, mejor definidos.

Algo que provocó -contaba doña María- un auténtico terror en todos ellos.

Bélmez, la de las caras
Para entonces el diario Ideal ya había dado la noticia y la casa comenzó a ser visitada por curiosos, crédulos de todo lo que suene a insólito, buscadores de experiencias místicas y, por supuesto, por los “investigadores paranormales”.

Unos “estudiosos” a los que les faltó tiempo para postular el carácter inexplicable y la importancia del fenómeno. Como aquel alemán que se desplazó a España y dijo que aquello era lo más de lo más de la parasicología mundial.

Y no volvió nunca más, ni a Bélmez, ni a investigar, ni a pronunciarse al respecto ¡Qué cosa más rara! Con lo que ha dado de sí el asunto ¿Qué averiguaría?

No se sabe. El caso es que, para entonces, ya era conocida como “Bélmez, la de las caras”.

Para todos tuvo doña María la puerta abierta y el trato amable. Nunca pidió nada a cambio, aunque, eso sí, jamás rechazó “la voluntad pecuniaria”.

No se sabe la causa, he aquí un misterio, pero, el inicial terror de la familia a las caras desapareció. Es lo que tiene la cosa ésta de lo esotérico.

Que al principio asusta pero después, si resulta “gratificante”, uno lo acaba sobrellevando. Y no fue el miedo de la familia lo único que se perdió con las visitas a las caras, también el pueblo perdió identidad.

Bélmez, la de los caras
Tan sólo seis meses después, en el diario Pueblo, se desmontaba el enigma. Unos químicos duplicaron en unos minutos las caras, utilizando para ello nitrato y cloruro de plata.

Nada, por tanto, de sobrenatural teleplastia. Cualquiera con unos conocimientos mínimos lo podría haber hecho. Un químico, un fotógrafo, cualquiera que se informara. En esta dirección encontrarán información al respecto, incluso cómo fabricarse sus propias caras, http://bajoelvolcan.blogspot.com.

Como es lógico, los amantes de lo oculto -y del negocio que se crea a su alrededor- ignoraron a la ciencia y rechazaron las pruebas.

Propusieron varias y disparatadas ideas sobre el origen de las caras, aunque ninguna -como siempre- con confirmación experimental. Para entonces, a Bélmez llegaban cientos de personas todos los días; hasta diez mil algún fin de semana que otro.

El negocio familiar y local estaba montado. A las propinas voluntarias de “los estudiosos” y curiosos varios, había que sumar el negociete que un fotógrafo (¿?) se montó con el marido de María.

Vendían fotografías de las caras a 15 ptas la unidad; diez para él y cinco para el profesional. A comienzos de 1972 habían vendido unas 10 000 y se cifraban los ingresos familiares en más de 250 000 pesetas.

Súmese a eso el dinero que dejaban los visitantes en los comercios locales y se entenderá por qué el fenómeno, aunque fraudulento, era defendido por todo el pueblo. No en vano, en las localidades de los alrededores la llamaban ya “Bélmez, la de los caras”. Ahora en masculino.

Tenderete esotérico
Cada vez que la afluencia de clientes aflojaba, y el negocio se resentía, mistéricas energías síquicas hacían que se formaran nuevas caras.

Así nacieron, en el más infantil estilo naïf: ‘El pelao’, ‘La mujer con camisón’, ‘La pava’, ‘La dama de la escalera’, ‘La mujer desnuda’, llegando al ridículo con las caras parecidas a Franco y a Isabel Preysler.

Pero ni por esas. El negocio dejó de serlo. Para entonces la buena mujer -ya viuda- pedía dinero a todo el que quería entrar a ver las caras, y un extra si las fotografiaban.

El canal energético del más allá se había agotado. Todo parecía acabado para la familia y demás vividores de la necesidad y la ignorancia humana.

Ahora, con la muerte de la "canalizadora síquica", dicen que las manchas desaparecerán. No lo creo así. Al menos por ahora.

Seguro que hacen a la buena señora Hija Predilecta del pueblo, organizan un congreso de parasicología (al que asistirán como ponentes invitados, cobrando no lo dude, los estudiosos de siempre, los mismos que escriben en las revistas del rollete del enigma y del más allá), reconvierten la casa en un museo de las caras, etc.

Cuando todo esto deje de dar dinero, entonces, sólo entonces, empezarán a difuminarse las caras. Lo que no significa que por eso... ¡Señor, Señor, estos ganapanes siempre igual!

Este artículo fue publicado en Montequinto del Nuevo Siglo (febrero 2004) http://www.sevillametropolitana.com/

martes, 8 de abril de 2008

Entre el cielo y la tierra

"Je n'avais pas besoin de cette hypothèse-là."
Pierre Simón de Laplace (1749 - 1827)

El autor del 'Tratado de la Mecánica Celestial', P. S. de Laplace, una vez acabada, la presentó a Napoleón.

Cuentan que, al parecer, mientras éste la hojeaba, tuvo lugar el siguiente diálogo:

- Monsieur Laplace, me cuentan que ha escrito este gran libro sobre el sistema del universo, sin haber mencionado ni una sola vez a su Creador -indicó Napoleón.

- Sire, no he tenido necesidad de semejante hipótesis -le contestó Laplace.

Con su respuesta, el científico hacía hincapié en el hecho de que, con su ‘Mecánica’, conseguía explicar el funcionamiento del sistema solar, sin necesidad de ninguna hipótesis divina.

Qué razón. Ciencia y creencia ¡Qué malos compañeros de viaje!

Dos apuntes históricos. Uno. Fue una mujer a quien, la Royal Society, encargó la traducción al inglés de tan trascendental obra, Mary Somerville. La traductora de Laplace.

Una extraordinaria mujer a la que, quienes tuvieron la suerte de conocerla, llamaban, como el día de su muerte lo hizo el diario The London Post, “La reina de las ciencias del siglo XIX”.

Una hacedora de la Ciencia. Porque, nunca lo olvidemos, la Ciencia, también tiene género femenino.

Otro. La frase, es mi opinión, tiene toda la pinta de ser una más de las inventadas con posterioridad, sobre los científicos.

Otra leyenda sobre la ciencia, de las muchas que la acompañan desde sus inicios.

Por eso tampoco parece muy verosímil la supuesta observación de Lagrange, cuando supo de dicha conversación:

- “Pues es una bella hipótesis. Explica muchas cosas”
.

No. Nadie es tan ocurrente en el momento preciso. Ni siquiera los genios.

Marie Curie (1867-1934)

Marie Curie es la científica más conocida y reconocida de la historia. Se graduó con honores en Ciencias Físicas y luego en Matemáticas.

Junto con su esposo Pierre estudió el nuevo fenómeno de la radioactividad, descubriendo varias sustancias radioactivas: Uranio (U), Torio (Th), Polonio (Po) y Radio (Ra).

Esta física franco-polaca, es la primera persona y la única mujer galardonada con dos Premios Nobel.
Premio Nobel de 1903 en Física (compartido con P. Curie y A. H. Becquerel), “En reconocimiento a su extraordinario aporte por el descubrimiento de la radiactividad”.

Premio Nobel de 1911 en Química, “Por el descubrimiento de los elementos radio y polonio y sus investigaciones sobre la naturaleza y comportamiento de dichos elementos".

lunes, 7 de abril de 2008

Dragones y mazmorras

Cuatro años después del de la Universidad de Yale, en 1971, la U. de Stanford realizó el otro controvertido experimento del que les hablaba.

También a un grupo escogido de estudiantes voluntarios se les planteó vivir una situación.

Se convertirían en supuestos carceleros y reclusos, que tendrían que cumplir las órdenes que se les dieran. Los reclusos de los carceleros y éstos de sus superiores.

Pues bien, estando previsto que durara dos semanas, el experimento se tuvo que suspender a los seis días.

Tal fue el grado de crueldad y sadismo, cada vez más acusado en los carceleros, y los síntomas de depresión y estrés, muy alarmantes de los reclusos.

Unos y otros iban derechos a su propio desastre sicológico. A su ruina humana.

La conclusión de ambos experimentos, fue única y horrible. Gente normal y corriente, como somos la mayoría de nosotros, es capaz de someter a otros seres humanos a torturas y vejaciones, cuando obedece, cree obedecer o quiere creer que obedece, órdenes.

El mecanismo de razonamiento, simple, lineal, sin un solo quiebro. Desplazamos la responsabilidad a los superiores.

Lo que nos hace pensar que actuamos con impunidad, por lo que no tememos ser castigados. Sencillo, envenenado, podrido. Por supuesto que está diagnosticado.

Lo llaman “la banalidad del mal”, así justificamos nuestro descenso a los sótanos del sadismo.

La expresión viene a ser como un mantra: el de la “obediencia debida”. Inhumana felonía.

Monstruos como nosotros.

Pasatiempos. 07

Lleva por título: "Pesando con la balanza".

Le ofrecen 16 perlas que tienen exactamente el mismo aspecto, si bien una de ellas es falsa, y ligeramente más pesada que las otras.

Si ha de localizarla y para ello dispone de una balanza de dos platillos, ¿cuál será el número mínimo de pesadas que tendrá que realizar?

Por cierto, en puridad y dado que las balanzas comparan masas, es más correcto decir que las balanzas masan, no pesan, de ahí el entrecomillado.

Pesar lo hacen los dinamómetros, por ejemplo.

Solución: Son necesarias un mínimo de tres pesadas. Ponemos seis (6) perlas en cada platillo pudiendo ocurrir que:

1) Uno pese más que el otro, entonces la falsa estará en él (Primera pesada). Las tomamos y ponemos tres (3) en cada platillo. Si uno pesa más que el otro, la falsa estará en él (Segunda pesada). Las tomamos y ponemos una (1) en cada platillo. Si uno pesa más que el otro, la falsa estará en él (Tercera pesada). Si pesan lo mismo, la falsa es la que tenemos encima de la mesa.

2) Ambos platillos pesen lo mismo, entonces la falsa estará en las cuatro (4) restantes. Las tomamos y ponemos dos (2) en cada platillo. En el que más pese estará la falsa (Segunda pesada). Las tomamos y ponemos una (1) en cada platillo. La que más pese será la falsa (Tercera pesada).

domingo, 6 de abril de 2008

Libro Recomendado 04: 2001: Una odisea del espacio

A partir de su pequeño cuento ‘El centinela’ de 1951, y tras el éxito de la película '2001: Una odisea del espacio' basada en ella, Arthur C. Clarke tuvo que escribir la novela homónima.

Primer caso de la historia en el que la novela es posterior a la película, aunque del mismo año, 1968. Cosas del cine.

Un sobrecogedor viaje interestelar en busca de la evidencia de que el ser humano no está solo en el cosmos.

Una expedición a los confines del universo y a los del alma, en la que pasado, presente y futuro se amalgaman en un continuo enigmático

- ¿Qué esencia última nos rige?
- ¿Qué lugar ocupa el hombre en el complejo entramado del infinito?
- ¿Qué es el tiempo, la vida y la muerte?

Adios A. C. Clarke

El pasado 19 de marzo, Arthur Charles Clarke, fallecía a la edad de 90 años en Colombo, Sri Lanka.

El conocido escritor británico, que destacó como novelista y divulgador científico, era ya el único con vida de los tres últimos maestros de la ciencia-ficción.

Componían la genial terna: Robert Heinlein muerto en 1988 e Isaac Asimov fallecido en 1992. Descansen en paz.

Científico y visionario
Autor de más de 100 publicaciones, en muchas de sus obras científicas aparecen conceptos novedosos para la época y que hoy son considerados normales, en el mundo de la tecnología y la telecomunicación.

Por ejemplo, tras la Segunda Guerra Mundial (sirvió en la Royal Air Force) publica varios artículos técnicos, entre ellos ‘Extra-terrestrial Relays’ y ‘Can Rocket Stations Give Worldwide Radio Coverage?’ (1945), en los que sienta las bases de los satélites artificiales en órbita geoestacionaria, como un magnífico sistema de telecomunicaciones.

Sin duda es una de sus grandes contribuciones a la ciencia del siglo XX, que le valió numerosos premios y reconocimientos. Entre ellos, el hecho de que dicha órbita geoestacionaria sea conocida también como órbita de Clarke, y al conjunto de satélites que, en ella, orbitan a la Tierra cinturón de Clarke.

Aficionado desde pequeño a la astronomía -ayudado con un telescopio casero, siendo aún un niño, dibujó un mapa de la Luna-, en 1949 convirtió su apartamento de Londres en la sede de la Sociedad Interplanetaria Británica (S.I.B.), de la que fue su presidente.

Como tal, en 1957, forma parte del comité británico que acude a Barcelona para el VIII Congreso Internacional de Astronáutica. Una visita que coincide con el lanzamiento del Sputnik I, por parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

2001: una odisea en el espacio
Considerado uno de los grandes maestros de la ciencia ficción, el mayor reconocimiento le vino de la mano de la película ‘2001: una odisea en el espacio’.

Basada en ‘El centinela’, un cuento de Clarke de 1951, fue dirigida por el director estadounidense Stanley Kubrick en 1968 y recibió más de 10 nominaciones, ganando un Oscar.

Fue tal la conmoción que produjo la película en el público, cinéfilo y lector, que Clarke se vio obligado a convertir el pequeño cuento en una novela. La tituló con el mismo nombre del film. Primer caso de la historia en el que la novela es posterior a la película, aunque del mismo año, 1968.

Leyes de Clarke
Muy conocidas son sus famosas leyes, empezadas a publicar en su libro de divulgación científica ‘Perfiles del Futuro’ (1962). Curiosamente también son tres, como las de la robótica de su viejo amigo Asimov.

La primera ley de Clarke dice: “Cuando un científico famoso, pero ya de edad, dice de algo que es posible, es casi seguro que esté en lo cierto. Cuando dice que es imposible, probablemente se equivoca”.

Más agresiva, la segunda ley de Clarke reza: “La única manera de encontrar los límites de lo posible es yendo más allá de esos límites y adentrarse en lo imposible”.

La más popular (y citada) de ellas es la tercera ley de Clarke: “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. No es poco lo que se puede decir acerca de ellas y sobre la visión que, de la ciencia, tiene su autor. Por eso lo dejaremos para mejor ocasión.

En Televisión
Su fama mundial se consolidó con sus intervenciones en la televisión. Desde 1969 colaboró como comentarista en la cadena de televisión CBS. Narró, junto al astronauta Wally Schirra, la llegada de la cápsula Apolo a la Luna y las misiones Apolo 12 y Apolo 15. De estos años es también su exitosa novela ‘Cita en Rama’ (1972).

Como divulgador científico, en la década de los 80 tuvo una serie de televisión, ‘El mundo misterioso de Arthur C. Clarke’, dedicada al análisis de supuestos misterios. Por supuesto desde el conocimiento científico y el escepticismo.

Algo así como un ‘anti Cuarto Milenio’. Humanista confeso, escéptico y crítico con la religión, Clarke nunca dejó de preguntarse por el lugar del hombre en el Universo.

Otros reconocimientos
Aficionado a la fotografía, la exploración submarina y fascinado por la cultura india, Clarke tuvo el honor en 1981 de poner su nombre a un asteroide, recién descubierto, el 4923 Clarke.

También una especie de dinosaurio ceratopsiano, el Serendipaceratops arthurcclarkei, descubierto en Australia lleva su nombre.

En el año 2000 recibió el título de caballero de la Orden del Imperio Británico.

sábado, 5 de abril de 2008

¿Qué son las Leyes de Clarke?


Muy conocidas son las famosas leyes de este superconocido escritor británico, A. C. Clarke (1917-2008), que destacó como novelista y divulgador científico.

Curiosamente también son tres, como las leyes de la Robótica de su viejo amigo y también superconocido divulgador científico Isaac Asimov (1920-1992). Empezaron a ser publicadas en su libro de divulgación científica ‘Perfiles del Futuro’ (1962).

Primera ley de Clarke dice: “Cuando un científico famoso, pero ya de edad, dice de algo que es posible, es casi seguro que esté en lo cierto. Cuando dice que es imposible, probablemente se equivoca”.

Más agresiva, la segunda ley de Clarke reza: “La única manera de encontrar los límites de lo posible es yendo más allá de esos límites y adentrarse en lo imposible”.

La más popular (y citada) de ellas es la tercera ley de Clarke: “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.

No es poco lo que se puede decir acerca de ellas y sobre la visión que, de la ciencia, tiene su autor. Por eso lo dejaremos para mejor ocasión.