(Continuación) Hace poco más de un par de semanas, el 21 de diciembre del pasado año 2020 le escribí sobre la conjunción planetaria de ese día. Un sucedido que, si bien no es cotidiano, tampoco es que sea particularmente raro, las conjunciones de Júpiter y Saturno se producen una vez cada 20 años aproximadamente. Pero la de ese día era diferente y peculiar al menos por dos razones, una de las cuales, la de la proximidad, ya se la enroqué.
Ambos planetas llegan a
estar aparentemente tan juntos, que no es fácil diferenciar uno de otro a
simple vista y le ponía algunos ejemplos a modo de modelos. Hoy le digo un par
de ellos más: aparecieron tan juntos que se podían tapar con la punta de un
bolígrafo sujeto con el brazo extendido o con el dedo meñique de una mano.
Todo esto aparentemente
digo pues, como sabe, en realidad, los dos planetas estaban a unos ochocientos
de millones de kilómetros de distancia, que vienen a ser aproximadamente cinco
veces más que la distancia de la Tierra al Sol. Lo que es mucho.
Un fenómeno raruno, no visible
Y le invitaba además a que no se perdiera el sucedido pues no habrá ninguno similar a él, en este siglo XXI, hasta el 15 de marzo de 2080, y luego hasta 2417, así que lo mismo a muchos de nosotros no nos pilla ya por aquí. Bromas aparte, lo dicho, se trata de un fenómeno muy raro por su escasa frecuencia, tanto en el por llegar futuro, como en el ya transcurrido pasado.
De hecho, para encontrar
una conjunción así de próxima hay que remontarse casi cuatro siglos atrás, en
concreto al 15 de abril de 1623. Algo más de una docena de años después
de que el pisano Galileo Galilei (1564-1642) observara el firmamento
con un telescopio (¿Quién inventó el telescopio?) por primera vez y descubriera las cuatro lunas más
grandes (Io, Europa, Ganímedes y Calisto) del
planeta Júpiter.
Sin embargo, siempre hay
un pero en la cesta de la ciencia, en aquella ocasión la conjunción no debió resultar
visible pues, de un lado, los medios ópticos de observación eran aún poco
potentes y muy escasos, y de otro, los planetas se encontraban muy próximos al
Sol, a tan solo trece grados (13º) de distancia, lo que proporcionaría un fondo
demasiado brillante del cielo como para posibilitar su observación a simple
vista.
Algo parecido a lo que también ocurrió hace cuatro lustros, durante la última gran conjunción del pasado siglo XX que tuvo lugar en el año que lo cerraba, el 2000.
Otro fenómeno raruno, pero visible
Hay que remontarse al año
1223 para encontrar una gran conjunción planetaria que pudiera observarse a
simple vista, como la de este pandémico año coronavírico. La que se produjo en
el amanecer del 4 de marzo del año 1223, cuando la separación planetaria
fue de tan solo dos minutos (2’) de arco. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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