(Continuación) El agua sólida está acumulada como hielo sobre los casquetes glaciares antártico y groenlandés, con una participación pequeña de los glaciares de montaña de latitudes altas y medias, y de la banquisa.
Y por último, en una fracción menor, el agua gaseosa de la atmósfera aunque también líquida en las nubes.
Una fracción atmosférica menor
pero no por ello menos importante en el intercambio intercompartimental de la
circulación horizontal del agua, que asegura un suministro permanente de agua a
las regiones de la superficie continental alejadas de los depósitos
principales. Algo fundamental.
Más letra y más ciencia
Y vamos con la letra que continua así: ‘El sol calienta mi agüita amarilla / La pone a 100 grados / La manda para arriba, viaja por el cielo / Llega a tu ciudad y empieza a diluviar / Moja las calles, moja a tu padre /
Tu madre lava la vajilla con mi
agüita amarilla / Moja el patio del colegio / Moja el ayuntamiento / Mi agüita
amarilla. Mi agüita amarilla / Mi agüita amarilla. Mi agüita amarilla’. Poesía en movimiento eres tú al pasar, Pablo.
Por cierto, hay un error
científico en la letra relacionado con los supuestos 100 ºC de temperatura a los que el
Sol calienta al
agüita y así mandarla para arriba. Resulta que, termodinámicamente hablando, un
líquido se puede vaporizar mediante dos procesos físicos, ebullición y evaporación. (No nos tomamos el humor suficientemente en serio).
Vaporización: Ebullición
El paso de estado líquido a vapor o vaporización es un cambio de estado que se puede realizar a través de dos procesos: ebullición, que ocurre a una temperatura determinada para cada sustancia y factores intervinientes, y en cualquier punto del líquido.
Por ejemplo en el caso del agua, si la presión atmosférica es la
normal, es decir de una atmósfera (1 atm), dicha temperatura es cien grados Celsius (100 ºC); un ejemplo de ebullición lo
tenemos en la cocina de casa cuando ponemos agua a calentar y ésta rompe a
hervir.
Si se fija las burbujas de
vapor se forman en cualquier lugar del líquido, no sólo en la base del
recipiente que usamos para calentarlo y que está en contacto con la fuente de
calor, también, incluso, en el centro del seno del mismo se forman burbujas.
Un fenómeno, éste de la ebullición, que no ocurre bajo ningún concepto cuando exponemos el agua al sol, ni aún en los sitios tan cálidos como un desierto, ni durante los veranos más calurosos y a las horas de máxima insolación. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
Muy buena explicación.
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