domingo, 22 de enero de 2023

El tablero de la vida: Voltaire

(Continuación). Y eso que son las únicas que no pueden retroceder, es decir, cada uno de sus pasos son definitivos e irreversibles, ya, pero si están bien dados, si son buenos movimientos, pueden llegar a coronarlos.

Por si no cae ahora, coronar un peón es uno de los principales objetivos al final de una partida de ajedrez y se consigue cuando uno alcanza la última fila del tablero, la octava en el caso de las blancas o la primera en el de las negras.

Es importante le digo porque entonces dicho peón puede ser sustituido por cualquier otra pieza, es decir, una dama, una torre, un alfil o un caballo si bien, normalmente, la pieza elegida es la dama, dado su valor superior.

Pues lo mismo ocurre en la vida diaria, con constancia debemos realizar buenos movimientos y ejecutar buenas acciones, los pasos bien dados ajedrecísticos, que complementen y mejoren las del día anterior, siempre en busca del progreso o avance, aunque la perfección, sabido es, en la vida humana no exista.

Ajedrez y existencia humana: Voltaire, du Chatêlet y Newton

Como nos apostilló el francés que vino al mundo llamándose François Marie Arouet (1694-1778) y ese mismo mundo terminó conociendolo, ya para toda la eternidad, por el pseudónimo de Voltaire, el ilustrado polígrafo francmasón que nos dejó esta sentencia, ‘Le mieux est l'ennemi du bien’, o lo que es lo mismo, “Lo mejor es enemigo de lo bueno”. Como lo lee.

Del autor solo destacarle -aparte del anagrama de su pseudónimo ‘Voltaire’ anagramático-, que vivió felices años de idilio bucólico-intelectual con la matemática y física francesa Emilie du Châtelet (1706-1749), con quien compartía dos pasiones (Emile du Chatêlet). Una ya se la imagina, la otra se la recuerdo ahora mismo.

Sentían la misma admiración intelectual por el gran genio inglés Isaac Newton (1643-1727), sin duda la mente más influyente en toda la historia de la humanidad, seguida de la del genial relativista germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955) y, probablemente, de la del griego Arquímedes de Siracusa (287-212), “el que se preocupa”.

De Newton, no digo que sean incontables sus entradas en el blog, pero sí que son lo suficientemente numerosas como para no atreverme a explicitarle solamente algunas, así que mejor utilice el buscador y sírvase. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

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