A modo de justificación empezaré declarando que por un error, solo achacable a mi personal despiste, sale con más de un trimestre de retraso esta primera entrada de una entrega que empecé a preparar a finales de 2020.
Año del que he traído algunas pinceladas a estos predios y del que ahora, ya de la que va y desde el punto de vista calendario, le diré que es el vigésimo (20.º) del tercer (3.º) milenio, último de la segunda (2.ª) década del siglo XXI y primero (1.º) del decenio de los años 2020.
Claro que también, en otro
orden de categorías, es un año bisiesto (2020, un
año bisiesto [CR-77]), un
número autobiográfico (2020, un número autobiográfico [CR-72])
y, por desgracia, el primero de la infecciosa pandemia conocida
como COVID-19.
Justificando que es gerundio
Y lo acabé, vuelvo con el artículo inédito hasta ahora, a principios del 2021 que es vigésimo primer (21.º) año del tercer milenio, primero de la tercera (3.ª) década del siglo XXI, segundo (2.º) del decenio de los años 20 y, claro está, segundo también y muy probable no último de la enfermedad vírica originada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Tras el resumido apéndice
ortográfico, acerca de la nomenclatura y simbología de los números ordinales, le diré que todo lo anterior es tan cierto
como no lo es menos el hecho que, una vez preparado el artículo, lo olvidé en
el fondo cada vez más hondo de la virtual carpeta de archivos del disco duro de mi computadora, donde voy guardando
los ya listos para publicar.
Un olvido imperdonable
propio de mi edad más que provecta, y también de mi memoria que, a fuer de ser sincero,
nunca fue buena, esa es la verdad. Cosas que pasan.
Entre canciones
Con razón dicen que la distancia es el olvido, y aunque algunos no conciben esa razón, un servidor de usted es obvio que sí lo hace, como no podría ser de otra forma, con esta humana e involuntaria acción. Aunque eso sí, negando la mayor a que pueda ser motivo y causa de otra acción y efecto también humanos, la del abandono. Así que aquí estamos.
En contra del mensaje de la canción ‘La barca’ (1957),
compuesta por el cantante y compositor mexicano Roberto Cantoral (1935-2010)
autor entre otros éxitos, que seguro le sonarán, como ‘El reloj’, ‘El
preso número nueve’ o ‘Al final’.
Pero a favor para el abandono, de lo mismo que le negué
al olvido, y que bien recoge una copla popular: ‘Ni contigo ni sin ti,
tienen mis males remedios. Contigo, porque me matas. Sin ti, porque yo me
muero. Ni contigo ni sin ti’. Y de la que solo le diré a título divulgativo
y por mera simetría justiciera, que
se trata de un merismo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
Retrasado pero me parece interesante. Enhorabuena por rescatarlo.
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