(Continuación) Les traigo una manita corta de sucedidos dieciochescos,
de lo más variada en cuanto a los venenos utilizados (mercurio, paté con
trufas, fósforo), los científicos y las disciplinas implicadas (el alquímico Newton, el médico Ofray, el físico Richmann
o el químico Scheele) y las formas
de enfermar o por desgracia morir, algunas de ellas digamos poco dignas o
impropias. Y empezamos con el más genial de todos, el gran Newton.
Isaac Newton y la alquimia
Poco que decir que no sepan del que está considerado el hombre más
decisivo en la historia de la Humanidad, el físico, filósofo, teólogo,
inventor, alquimista y matemático inglés Isaac
Newton (1643-1727), autor de Philosophiæ
naturalis principia mathematica, más conocido como Principia, donde describe la ley
de la gravitación universal (LGU) y establece las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que
llevan su nombre.
Entre otros descubrimientos destacar sus trabajos sobre la naturaleza de la luz y la óptica (que se presentan principalmente
en su Opticks), y en matemáticas, cómo no, el polémico
desarrollo del cálculo infinitesimal.
Pero no es ninguna de estas aportaciones la razón de venir hoy aquí, ya
que más bien guarda relación con su faceta de alquimista. Verán. Los intereses
intelectuales de Newton también le llevaron a estudiar teología, sobre todo el campo de las profecías, y alquimia, no tanto por una búsqueda de
la piedra filosofal como tal sino como por el conocimiento de la materia.
Un estudio de la biblioteca de Newton publicado en 1978, habla de la
existencia de casi 1800 libros de los cuales solo unos 450 (el 25 %) eran de
contenido científico y la mayoría de estos unos 138 (el 30 %) eran de
alquimia.
Newton, crisis y mercurio
Pero a lo que vamos. En 1693 Newton
padeció una gran crisis psíquica, causante de largos periodos en los que
permaneció aislado y durante los que casi ni comía ni dormía. Una época en la
que sufrió ataques de depresión y arranques de paranoia.
Algunos historiadores creen que esta crisis de salud fue causada por la
ruptura de su relación con un discípulo muy amado, Nicolás Fatio de Duillier, lo que bien pudo ser por qué no. Al fin
y al cabo, son las cosas del querer. Cosas que pasan entre humanos de todo
género y condición.
Sin embargo, ya en el siglo XX, en concreto en 1979 se publicó un
estudio que demostraba la existencia de una concentración de mercurio (como ya saben, altamente
neurotóxico) unas quince (15) veces mayor que la normal en su cabello.
Un valor que hizo pensar a muchos que el físico sufría envenenamiento
por mercurio, debido a los experimentos alquímicos que realizaba, ya que creía,
como otros tantos científicos de la época, que era factible convertir el
mercurio en oro. Y mientras lo
intentaba, pues se intoxicó, lo que explicaría los inequívocos síntomas de
insomnio, agresividad, pérdida de apetito, sordera, locura temporal, pérdida de
memoria, etcétera. Hoy sabemos que el mercurio es un metal venenoso cuya
inhalación que puede causar toda esta sintomatología. (Continuará)
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