viernes, 17 de febrero de 2012

El polo norte se mueve (y II)

(Continuación) Por último, el tercero de los efectos tiene una consecuencia laboral. Los pintores de las pistas de los aeropuertos tendrán más trabajo. 

Ya se imaginan el porqué.

A pesar de la incorporación del GPS en la navegación aérea, los aviones se siguen orientando con la brújula y ésta obedece al norte magnético que ya hemos dicho se desplaza.

Un desplazamiento que obliga a muchos aeropuertos, según su latitud, a repintar las indicaciones numéricas que guían a los aviones por sus pistas.

Una tarea no difícil, pero sí compleja. Los números que las señalizan indican su dirección en grados magnéticos mediante un código que los sintetiza.

Por ejemplo una pista con dirección este, de valor 90º, vendrá señalizada con un 09. Mientras que otra de dirección suroeste, de valor 225º, vendrá señalizada con un 22.

Unos valores que cambian cada no mucho tiempo, por lo que es crucial repintarlas.

Se mueve y cada vez más rápido
Como pueden ver, los expuestos, no son realmente efectos ni graves, ni urgentes, ni preocupantes. Sin embargo hay un detalle que no les he contado.

Si bien en la década de los años setenta del siglo pasado, el polo norte magnético se movía a razón de unos 12 km/año, en la actualidad, cuarenta años después, lo hace a 64 km/año.

Es decir lo hace cada vez más rápido. Lo que es un asunto preocupante.

Un ritmo de aceleración que, de seguir así, en el año 2050 situaría al polo norte en Siberia. Una alteración magnética, cuyas consecuencias no presagian nada bueno para la vida tal como la conocemos en el planeta. Un asunto grave.

Y lo peor es que, por ahora, el mundo científico no ha encontrado una explicación para esta aceleración. Ignora la causa.

Se trabaja con la hipótesis de ciertas sacudidas geomagnéticas  en el centro de la Tierra, pero no hay nada confirmado aún. Un asunto urgente pues.

Además se desconoce también porqué ocurren dichas sacudidas. En fin. Confiemos. Pero sin duda un mal asunto. 

Y todavía queda el asunto de la inversión de los polos.


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