(Continuación) Otro tanto de la educativa
Durante su gestión en este campo le aporto unas pinceladas: generalizó y dotó de medios la enseñanza primaria que hizo obligatoria y gratuita hasta los catorce años (1964); estableció “puentes administrativos” que permitían el paso del Bachillerato Elemental a la Formación Profesional de grado medio o al Bachillerato Superior, que empezó a ser requisito para cursar la carrera de Magisterio (1965).
Multiplicó en el país las secciones de institutos dependientes de los de las capitales de provincia y lo mismo hizo con facultades y escuelas dependientes de diferentes centros académicos.
Reordenó e integró las escuelas técnicas superiores en el
conjunto universitario, y a fin de mejorar cualitativa y cuantitativamente la
docencia universitaria creó la figura del profesor agregado, al tiempo que
introdujo en las facultades la figura del Departamento.
Dos decisiones destinadas tanto a limitar el poder de catedráticos y decanos, como a estimular y compatibilizar investigación y docencia en la dedicación del profesorado y, por supuesto, a dinamizar su promoción universitaria.
Unas medidas que hicieron aumentar durante su
ejercicio tanto el número de estudiantes de la enseñanza primaria, pasó
de poco más de medio millón a un millón doscientos mil, como el de
universitarios en ese mismo período, de ochenta mil a más de ciento setenta
mil.
Un más que significativo crecimiento que vino acompañado,
como no puede ser de otra forma, de más de una cara y una cruz política y
social, llegaban tiempos de agitación y represión en las universidades de
Madrid y Barcelona, principalmente.
Es lo que tienen las monedas de la vida con las que pagamos nuestro peaje, envés y revés, ya de la que va, Lora Tamayo fue uno de los pocos ministros de Franco que tuvo el valor de dimitir, lo que no era común en la época, no. Bueno, ni ahora tampoco, qué le voy a decir que usted no sepa.
... Y Sevilla. Instituto de la Grasa
Aparte de su ingente labor universitaria, administrativa
y docente como catedrático, investigador o gestor de diferentes instituciones,
Sevilla le debe entre otras, la apertura de una Sección del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC, 1939) o la creación en la ciudad del Instituto
de la Grasa, cuando ciudades como Madrid o Barcelona aspiraban a
albergarlo.
Un centro investigador dependiente del CSIC que desde
1947 tuvo su sede en la calle Padre García Tejero, 4, del barrio de Heliópolis,
hasta que trasladó sus instalaciones en 2011 al campus de la Universidad
Pablo de Olavide. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 03
de febrero de 2025, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario
digital Sevilla Actualidad.
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