(Continuación) Del jardín, decirle que no era muy grande, ni por asomo se pudo igualar en dimensiones al de sus colegas contemporáneos, pero que no por ello dejó de ser de los más conocidos de su época, merced a su extraordinaria actividad con las plantas y al gabinete con el que contaba.
Una especie de museo de excepcional importancia para la
historia de la cultura universal, y que sirvió de modelo para los que con
posterioridad se crearon fuera de España. Un afán de conocimiento que le hizo
albergar en su casa una más que notable de colección de objetos naturales de
procedencia exótica, donde había casi de todo.
Desde animales disecados, piedras preciosas y minerales, pasando
por maderas, resinas, cortezas, y gomas, hasta semillas, piedras bezoares y otros
variopintos materiales reunidos a lo largo del tiempo y guardados sin un rigor
científico claro, lo propio de la época, puro coleccionismo naturalístico.
¿Qué son
las piedras bezoares?
Bezoar es el nombre con el que se designa a un cálculo, o sea un trozo de material sólido que se forma dentro de un órgano, y que se puede hallar en los intestinos o estómagos de los animales; existen muchos tipos de bezoares, tanto orgánicos como inorgánicos.
La palabra es de origen persa y, etimológicamente,
significa “contraveneno” o “antídoto”, ya que en la antigüedad se creía que
podía curar y anular los efectos de todos los venenos; algo que no es cierto
desafortunadamente, aunque haya algunos tipos de bezoares formados con pelo,
los tricobezoares, que pueden minimizar o anular los efectos tóxicos del
arsénico (As).
No obstante, y a pesar de su escasa utilidad como
antídoto, fue un pingüe negocio en su momento, el de las piedras bezoares que
le cuento, y que los boticarios solían alquilar o vender a muy alto precio. Monardes
fue un reconocido experto en ellas y escribió incluso un tratado en 1565.
Fluorescencia.
Ciencia
Desde el punto de vista de la ciencia, la fluorescencia es un tipo particular de luminiscencia, un fenómeno que caracteriza a ciertas sustancias capaces de absorber energía en forma de radiaciones electromagnéticas de determinadas frecuencias (f) y luego emitir parte de ella en radiaciones con otros valores de frecuencia.
Por lo general las sustancias fluorescentes absorben
radiaciones electromagnéticas de onda corta, es decir con bajos valores de
longitud de onda (λ), alta frecuencia (f) y, por tanto, alto valor de energía
(E), sirvan de ejemplo la radiación gamma (ϒ), los rayos X, la radiación
ultravioleta (UV) o la luz azul.
Y luego la emiten a una longitud de onda más larga, de
menor frecuencia y por ello menor energía, por ejemplo, dentro del espectro
visible; naturalmente la energía emitida en forma de luz es siempre
menor a la energía absorbida, disipándose la diferencia en forma de calor.
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 04 de
marzo de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla
Actualidad.
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