(Continuación) Cuando se empleó para rescatar uno de los reposapiés de McCandless, resultó evidente que la MMU tenía ciertas limitaciones tanto a la hora de capturar o reparar satélites en órbita como en otros cometidos, por ejemplo, reparar el escudo térmico del transbordador.
Una paradoja y otras curiosidades
Lo que
no era nada bueno y resultaba ser toda una paradoja pues la misma misión que servía
para probar la bondad técnica del MMU, demostraba a la vez sus limitaciones, sí
algo parecido a lo de Tycho Brahe y Johannes Kepler y la
polémica entre los modelos geocéntricos y helicéntricos en el siglo XVI.
Ya sabe,
los dos astrónomos más grandes de la época anterior al telescopio, uno,
un observador nato de los cielos, otro, un teórico de biblioteca y tan diametralmente
opuestos en aspecto, posición social, ideas astronómicas y carácter como
semejantes eran en arrogancia.
En lo que respecta al protagonista de las fotos de 1984 no pocos ignoran que en muchas de ellas quien sale ingrávido en el espacio es Stewart y no McCandless; por lo que tengo leído se puede distinguir a este último como EV-1 porque lleva las características bandas rojas en su traje EMU.
Y de las comunicaciones que mantuvo mientras
estaba en el silencioso y frio vacío, decirle que hubo de todo: desde la
conversación con el presidente Reagan, quien le preguntó por sus
impresiones y a lo que respondió: “La vista es espectacular y panorámica”. Previsible.
Hasta las protocolarías del tipo: “¿Cómo aguanta el
oxígeno?”, “Manténgase alejado de los motores” y “¿Cuándo me toca a mí?”. Estos
y otros comentarios relacionados, ya de la que va, con el evidente frío que
sentía -no dejaba de temblar y los dientes le castañeteaban-, dan buena muestra
del momento.
Recordar aquí que la temperatura en el espacio exterior se estima en unos 2,73 K (dos como setenta y tres kelvin) o lo que es lo mismo -270 ºC (menos doscientos setenta grados Celsius).
Aproximaciones
y otra paradoja
El transbordador sí que demostró tener una increíble
capacidad de maniobra, si bien casi a última hora se consideró que no era buena
idea acercarlo a un objeto inerte que podía estar girando sobre su eje; una idea
que tomó cuerpo cuando, en una prueba, el globo de Mylar de dos metros (2
m) de diámetro denominado IRT, que se utilizó para amortiguar un posible roce, no
se infló del todo.
Tras este percance y el riesgo que
podía suponer, la operación de aproximación se consideró demasiado arriesgada y
con dicha decisión la MMU pasó a la historia; por cierto, no le he dicho que la
mochila se controlaba con dos mandos, uno en cada mano. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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