martes, 5 de marzo de 2024

2024 y Kafka

Primero fue la vieja edición que conservo de uno de sus libros, La Metamorfosis, y que se me vino a las manos mientras pasaba la vista por uno de los anaqueles de la biblioteca; fue este ferragosto pasado, y lo hacía sin ningún interés en particular, una casualidad sin más.

Después y también en la biblioteca, ya a mediados de octubre, mientras buscaba información para la charla ‘1923. Einstein, España y Nobel’ sobre el centenario de la visita del genio judío relativista a España, me volví a topar con el escritor, también judío, una coincidencia sin duda.

Y por último, hace solo unos días, cuando leí que este año del Señor de 2024 se cumple el primer centenario de la muerte de Franz Kafka, ¿una carambola?, no sé.

‘Una vez es casualidad. Dos, coincidencia. Tres, acción enemiga’

El caso es que me acordé de uno de mis héroes favoritos, el cinematográfico James Bond -ya le he comentado alguna que otra vez que tengo otro literario-cinematográfico y uno más completo aún, pero a lo que nos trae que me disperso-, cuando James en Goldfinfger (1964) dice aquello de: ‘Una vez es casualidad. Dos, coincidencia. Tres, acción enemiga’. (Goldfinger o la chica de la muerte dorada)

Pues eso, dicho y hecho, tiremos de la bachillera dinámica newtoniana y su tercera ley de acción-reacción, enunciada por el genial británico Isaac Newton (1642-1727) en su obra Philosohiae naturalis principia mathematica de 1687.

Influenciado eso sí, dicho esto en puridad y honor a la verdad, por los estudios previos tanto del astrónomo, ingeniero, matemático y físico, tan relacionado con la revolución científica, el pisano Galileo Galilei (1564​-1642). Y de quien en unos días celebramos el cuadringentésimo sexagésimo (460.º) aniversario de su nacimiento.

Como del también polígrafo francés, el filósofo, matemático y físico René Descartes (1596-1650) considerado padre de la geometría analítica y la filosofía moderna y uno de los protagonistas por méritos propios de la inicial revolución científica. Al César lo que es del César, …

Un siglo ya sin él

Cien años hará el próximo mes de junio desde que, el escritor praguense en lengua alemana Franz Kafka (1883-1924), muriera a causa de una tuberculosis, a punto de cumplir los cuarenta y un años.

La desaparición física de una de las cumbres de la literatura universal, que Europa se dispone a celebrar con numerosas iniciativas internacionales, léase: conferencias, exposiciones, congresos, festivales, conciertos, rediciones de textos, nuevas traducciones, etcétera.

Vamos, que Kafka es un muerto que sigue muy vivo, toda vez que hablamos de, probablemente, el autor que más ha influenciado muchas de las líneas de textos de los siglos XX y XXI. Y es que, a pesar de su prematura muerte, dejó una huella indeleble en la literatura.

Lo hizo a través de sus novelas: El Proceso (1925), póstuma, y las inconclusas y también póstumas El castillo (1926) y El Desaparecido (1927); o de su novela corta La metamorfosis (1915); y como no, de sus relatos, escritos autobiográficos, aforismos, cuentos y cartas. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

 

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