(Continuación) Le dejaba hace unos días reflexionando sobre las espurias e innobles intenciones de la Iglesia con el uso materialista y económico que hace de las supuestas reliquias cuando, para la mayoría de los crédulos fieles el valor de las mismas reside, paradójicamente, en su espiritualidad. Y buena prueba de lo que le digo son aquellas reliquias que, para colmo de males, en sí mismas son intangibles, ya le escribí acerca de una de ellas.
Estornudo
del Espíritu Santo
Una magnífica muestra, la primera de todas las que le traigo
de esta saga navideña, el suspiro de San José, y a la que acompaña en esta categoría
de intangibilidad, nada menos que el estornudo del Espíritu Santo, que
se conserva como él en el interior de un frasco y del que también se ignora
cómo pudo quedar atrapado dentro.
Ambas comparten el mismo lugar donde se guardan, en el interior de los muros vaticanos, y la misma orden terminante de no ser abiertas no vaya a ser que se escape su espiritual contenido, lo que sería una pérdida irreparable y una lástima sin duda.
Mientras escribo estas líneas se me ocurre que sería
interesante saber si ambas exhalaciones conservan aún restos biológicos en el
material expectorado, ¿se podrían analizar?, a la vez que me surge una duda,
¿estornudan las palomas? Ya ve por dónde voy.
Si bien es cierto que entre los evangelios canónicos apenas se cita, sólo Lucas 2, 21 lo refiere, según
los evangelios apócrifos, y conforme a la ley judía, Jesús fue
circuncidado a los pocos días de su nacimiento (¿octavo día?) y sobre el
destino y uso de ese prepucio no faltan pocas narraciones demasiado
especulativas, por lo que no entraremos en ellas.
Como ya se puede imaginar, el susodicho se convirtió con el tiempo en otra reliquia más o, bien dicho, reliquias, porque durante las Cruzadas ya circulaban por Europa nada menos que 14 prepucios.
Algo parecido a lo que ocurrió con el cordón umbilical solo que, a los ojos de no pocos
crédulos, bastante más irrespetuoso -por decirlo de alguna forma, tratándose de
lo que se trata-, lo que no le impidió adquirir una enorme popularidad a lo
largo de los siglos.
Por ejemplo, se fundó en su honor la orden de caballería
de los Hermanos Caballeros del Santo Prepucio encargada de proteger tan
valioso resto que, según sus custodios, sangraba cada Viernes Santo. En fin. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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