(Continuación) Lo malo es que no quedó ahí la cosa y las andanzas prepuciales empezaron a manifestarse y multiplicarse por toda la orbe cristiana.
Santo
Prepucio. Primeras andanzas
Algunas tan escabrosa y poco creíble como la relacionada con
la visión mística de la dominica Catalina de Siena (1347-1380), mujer
dada a gritar mientras rodaba por el suelo y tener curiosas visiones, una de
las cuales era que Jesús se casó místicamente con ella.
Y como prueba del enlace el prepucio amputado que le puso
como anillo de bodas en un dedo, uno que ella afirmaba ver pero, por desgracia,
era invisible para el resto de los mortales; tal cual lo lee, estas cosas pasan.
A finales del siglo XVII, el erudito y teólogo católico León Alacio (1586-1669) en su obra De Praeputio Domini Nostri Jesu Christi Diatriba (“Discusión acerca del Prepucio de Nuestro Señor Jesucristo”), especulaba con la idea de que el prepucio pudo ascender al cielo con Jesús, convirtiéndose en los anillos de Saturno. No me diga.
Curiosamente, dicho sistema de diez anillos que rodean al
planeta fueron observados por primera vez, mediante el uso del telescopio,
por esas fechas, en concreto en julio de 1610
por el pisano Galileo Galilei (1564-1642). La Biblia muestra la manera de ir al
cielo, no de cómo van los cielos.
Santo
Prepucio. Más andanzas
Ya en el siglo XVIII el polígrafo, francmasón y principal
representante de la Ilustración -período que enfatizó el poder de la
razón humana y de la ciencia en detrimento de la religión-, conocido como Voltaire
(1694-1778), también se pronunció al respecto.
Y en su Tratado sobre la tolerancia (1763) se refería irónicamente a la veneración del Santo Prepucio como una de las numerosas supersticiones que eran “mucho más razonables... que detestar y perseguir a tu hermano”. Sin comentario.
Con posterioridad, en el siglo XIX, Piedro del Frate
publicó en 1861 una investigación titulada Preciosísima Reliquia del Santo
Prepucio, quizás uno de los últimos respaldos oficiales de la Iglesia a la
historia de esta reliquia.
Porque el caso es, que por aquel entonces seguían
existiendo muchos prepucios, y bien fuera por pudor o por no poder determinar
cuál de ellos era el verdadero, la Iglesia Católica tomó una resolución.
Y en 1900 declaró que todo aquel que se atreviera a hablar del Santo Prepucio podría ser excomulgado, estando su culto derogado por decreto, de modo que muchos de ellos que adornaban los altares hoy están escondidos, aunque algunos continúan a la vista del público. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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