(Continuación) Adiós por tanto, principio de autoridad aristotélico, o eso al menos es lo que cuenta la leyenda; sin embargo, la realidad parece mostrarse tozuda.
Leyenda
de la Torre inclinada de Pisa. Realidad
Sin embargo, todo apunta a que dicho experimento de caída libre (de ocurrir habría sido entre 1589 y1592) nunca tuvo lugar. Para empezar porque no existe ningún registro del que está considerado “padre de la física moderna” relatando que lo llevara a cabo, lo que ya es significativo.
Y para finalizar porque para dichas fechas él aún no
había formulado la versión final de su ley de caída libre, si bien es
cierto que había pergeñado una inicial que predecía que los cuerpos del mismo
material, cayendo a través del mismo medio, lo harían a la misma velocidad.
Existe consenso en la mayoría de los historiadores de que se trató de un ejercicio mental más que de una prueba física y es tan irrefutable como que el pisano lo tenía claro clarinete.
Si una pluma dejada caer lo hacía lentamente a través del
aire, ¿cómo no dar crédito a lo que prueban los ojos?, a pesar de lo que dijo
el gran Aristóteles dos mil años antes y siguieran repitiendo todos los
sabios que en el mundo habían sido? No. ‘En lo tocante a la ciencia, la
autoridad de un millar no es superior al humilde razonamiento de una sola
persona’.
Leyenda
de la Torre inclinada de Pisa. Ciencia
El “padre de la ciencia” intuía ya sobre este tema gran
parte de lo que hoy sabemos; la teoría gravitatoria aristotélica, según
la cual los objetos caían a una velocidad proporcional a sus masas, no podía
estar más errada.
En realidad, sobre un cuerpo en caída libre actúan dos fuerzas: una de naturaleza gravitatoria, su peso, que proporciona a todos los cuerpos la misma aceleración (g = 9,81 m/s2) independiente del mismo (P = m · g); y otra que se opone a dicho movimiento, la del rozamiento con el aire, una resistencia cuyo valor depende de su forma, superficie o estructura.
Supuestamente, en las condiciones del experimento
torrero, se demostró que los cuerpos llegan al suelo a la vez, más o menos lo
que viene a decir la teoría gravitatoria newtoniana; estamos ante todo
un joven ‘zasca galileano’, dado en plena, milenaria y autoritaria verdad
aristotélica.
Galileo abandona Pisa en 1592 y marcha a la
universidad de Padua. Queda poco para la que sería, quizás, el verdadero culmen
de su quehacer científico, uno relacionado con un tubo provisto de lentes en su
interior.
Uno del que decían era capaz de hacer que los objetos distantes parecieran estar al alcance de la mano, una maravilla que conocemos como telescopio. ‘Hay que medir todo lo medible y hacer medible lo que no lo es’. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 20 de febrero de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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