[Esta entrada apareció publicada el 16 de junio de 2023, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Recuerde, el palabro se lo ponía negro sobre blanco a primeros de año, relacionado con el número 13 y algunas fobias como la triscaidecafobia o trezidavofobia entre otras, a las que hoy añadimos por mero oportunismo temporal la trezidavomartiofobia, de “trece”, “martes” y “fobia”.
Vamos lo que dice el temor irracional al martes 13, por
cierto tal día como trasanteayer, en el que se suman la superstición asociada a
dicho número, con la carga negativa que tiene el día de la semana, como sabe
dedicado al planeta Marte que, para la mitología griega (conocido como Ares),
era el dios de la guerra.
Un día regido por el planeta rojo -el de la destrucción, la sangre y la violencia- que durante la Edad Media fue conocido como “el pequeño maléfico”, no le digo más. Una terrible y maligna mezcla de número y día que, para no poca gente, lo inhabilita para viajar, tomar decisiones, realizar negocios, firmar contratos o cualquier otra cosa que se pueda imaginar, así es la ignorancia.
Una fecha considerada de mala
suerte, pero ojo, solo en las sociedades griega, española y latinoamericana,
porque en las culturas anglosajonas la chunga es el viernes 13, y en Italia el
viernes 17, ¿que por qué?, ah, pues porque así es la estulticia. (La superstición es la religión de las mentes
débiles).
Ni que decirle tengo que no existe el menor indicio, no le digo prueba y mucho menos evidencia científica, que apunte a que el martes 13 sea un día peor que cualquier otro del año, y es que el origen de esta “manía”, a lo largo de la historia humana y el ancho de la geografía mundial, no es ni único ni irrefutable; lo que estará conmigo es ya de por sí una mala señal para esta creencia.
La única justificación de su existencia radica
sólo en credulidades religiosas o mitológicas y en leyendas pseudohistóricas, y
se alimenta, claro, de la beocia y la necesidad humana, de la patología que
sufren los trezidavomartiofóbicos, que les genera ansiedad, miedo e inseguridad
haciéndoles caer en manos de desalmados ganapanes que pululan alrededor de este
lucrativo negocio de la superstición.
Una combinación de circunstancias que hace que el combatirlas se convierta en una ardua tarea, parecida a la de querer ocultar el Sol con la cabeza de un alfiler, ya ve por dónde voy, pero nadie ha dicho que la vida sea fácil. No obstante, y afortunadamente, tenemos de nuestro lado la ciencia, ‘el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición’, para realizarle preguntas tan lógicas y pertinentes como: ¿Qué tiene de especial un martes 13? ¿Todos los años lo tienen? ¿Cuántos? ¿Cuál es su número máximo? ¿Por qué son esas cantidades y no otras?
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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