lunes, 27 de marzo de 2023

Centenario de Einstein en España, 1923. De Barcelona a Madrid

(Continuación) Y tras una semana en la capital catalana el genio relativista la abandonaba rumbo a la capital del país, aunque antes de su llegada a la misma le debo poner al tanto de un par o tres de detalles más.

Diario, despedida y cierre

Ha de saber que Einstein puso negro sobre blanco en su diario personal una breve impronta de la visita catalana, recogida en una única frase: ‘Estancia en Barcelona. Mucha fatiga, pero gente amable (Terradas, Campalans, Lana, la hija de Tirpitz), canciones populares, bailes, Refectorium ¡Ha sido agradable!’.

También dejó una página en blanco antes de la siguiente entrada, probablemente para completarla más adelante con vivencias más detalladas de su estancia, una intención que sin embargo nunca llevó a cabo pues el espacio sigue vacío.

El caso es que el día 1 de marzo, entonces cayó en jueves, el matrimonio abandonaba Cataluña si bien esta vez, y a diferencia de lo ocurrido a su llegada, fueron varias las autoridades y personalidades que los acompañaron hasta la Estación de Francia para despedirlo.

Entre ellas el cónsul general de Alemania en España, Ulrich von Hassell, y el propio Enric Maynés, alcalde accidental de la ciudad que días antes lo había recibido en el Ayuntamiento. No, no se marchó solo pero sí lo hizo para nunca más volver, aunque durante los años republicanos el político Lluís Companys, presidente de la Generalidad de Cataluña (1934-1940), no dejara de invitarlo a volver, en más de una ocasión y por diferentes motivos.

En el tren rumbo a Madrid. Zaragoza

Durante el viaje, y mientras a kilómetros de distancia la Junta Económica de la Universidad Central de Madrid aprobaba la propuesta del Claustro para la concesión del título de Doctor Honoris Causa, Einstein tenía en el tren dos encuentros inesperados.

El primero fue durante la media hora que el ferrocarril hacía de parada en la estación de Campo Sepulcro de Zaragoza y la protagonizaron Jerónimo Vecino, uno de los dos catedráticos de Física con los que contaba por entonces la Facultad de Ciencias zaragozana, el químico Antonio de Gregorio Rocasolano y el matemático José Ríus entre otros.

Resulta que enterados de que Einstein viajaba en dicho tren subieron a él, le saludaron en el compartimento y lo convencieron para que a la vuelta de la capital visitara Zaragoza. De hecho, Vecino, ya había invitado al genio a visitar la ciudad en 1922 pero sin éxito, así que vio aquí una nueva oportunidad, que esta vez sí fructificó.

En el tren rumbo a Madrid. Guadalajara

Y no fue éste el único abordaje ferroviario que tuvo el genio. En Guadalajara subió al tren el periodista húngaro de origen judío Andrés Révész y lo entrevistaba para el diario ABC, algo periodísticamente muy meritorio pues fue la única que concedió durante toda su estancia española. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

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