(Continuación) Y para esotros resulta que era primo lejano de Alfred -inventor de la dinamita en 1866 (patentada en 1867) y creador de los Premios Nobel en 1895 aunque no comenzaron a entregarse hasta 1901, el primer año del siglo XX.
Ah, Ignatius era también y por supuesto coinventor de todo
lo expuesto anteriormente. O sea que más broma sobre broma, a costa de los
primorosos galardones escandinavos, por parte de los ridículos e insólitos
premios estadounidenses.
De la “biografía” de Ig
Por cierto, como dato “biográfico” del tal Ig se cuenta que se dedicó a estudiar las burbujas de sus bebidas gaseosas
y tras 17 años de cuidadosa observación descubrió que no hay dos burbujas que siguieran el mismo camino en su
desplazamiento hacia arriba.
Ni que decirle tengo que dicha investigación nunca fue reproducida ‘inter pares’ ni publicada en ninguna revista de divulgación científica conocida, lo que no fue óbice para que el buen hombre, sin ser tan rico ni famoso como su “primo”, creara su propio y homónimo premio para reconocer a las personas cuyos logros no pueden o no deben reproducirse.
Y en el que habría tenido cabida su investigación, así como el premio de
la Paz de este año dedicado a la mejor manera de ser
chismoso, basado en un algoritmo que
nos indica cuándo decir la verdad y cuándo mentir para poder obtener más
información. De lo más útil, no crea.
Acerca de la ceremonia. Motivación
e intencionalidad
Aunque es evidente la parodia, en realidad los Ig Nobel no fueron creados para ridiculizar la
investigación científica, nada más lejos de su intención, sino para “celebrar
lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de la gente por la
ciencia en general”.
Y en esa línea cada septiembre tiene lugar la ceremonia de entrega de los Premios Ig Nobel en el Teatro Sanders de la Universidad de Harvard. Con ellos se reconocen investigaciones un tanto extrañas que, pese a parecer algo absurdas, son realmente procesos curiosos muchos de los cuales han descubierto alguna que otra novedad interesante; o eso piensan algunos.
Y todo en ella es una enorme parodia de la solemnidad de los Premios Nobel tanto en el fondo, ya llevamos esbozadas no
pocas líneas al respecto, como en la forma en la que abundo con algunos
detalles más. Empezando con un doble recordatorio.
Acerca de la ceremonia. Intervinientes
El maestro de ceremonias es Marc Abrahams,
editor y cofundador de la revista que lo organiza. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
Nunca pensé que un tema tan intrascendente como éste diera para tanto y con tanto rigor.
ResponderEliminar