(Continuación) Un método operativo que en la forma lo diferencia de la misma reacción cuando ésta tiene lugar en un reactor nuclear de fisión, cuyo desprendimiento de energía se produce de forma controlada a fin de, pacíficamente y a voluntad, producir la energía que necesitemos.
Otra. A diferencia de la anterior, la bomba H está basada en una reacción de fusión nuclear en cadena, cuyo detonante no es otro que una bomba de fisión o bomba A.
Es decir, las condiciones de presión y temperatura necesarias para que explosione una las origina previamente la otra. Una bomba que explosiona a otra bomba. Terrible.
Se estima que la liberación de energía en una reacción de fusión es de unas tres (3) veces más que la liberada en una de fisión, vamos que la cuadruplica (4). Un rendimiento muy a tener muy cuenta, dados los “putineros” tiempos que corren, y me refiero tanto a los bélicos como a los pacíficos.
Velarde Pinacho en Palomares
Le hablaba más arriba
del popular efecto distractor del “baño fraguista”, advirtiéndole de que dicha
imagen ayudó a revitalizar el proyecto nuclear, pero sin explicarle el motivo. Vamos
con él.
Como se puede imaginar
Velarde Pinacho -que había ingresado en 1956 en la Sección de
Física Teórica de la Junta de Energía Nuclear, donde fue director de tecnología hasta 1981, y era responsable técnico del
‘Proyecto Islero’- fue comisionado inmediatamente al lugar del accidente, por el mismo Alto Estado Mayor y por la JEN (centro de investigación y órgano asesor del Gobierno en temas de
seguridad y protección nuclear).
Su misión oficial, en teoría, era la de estudiar y supervisar las operaciones de limpieza de la zona, que llevaban a cabo militares estadounidenses ayudados por la Guardia Civil y los propios cueveros. En la práctica, y oficiosamente, debían recoger todas las muestras y restos de bombas que pudieran; no olvidemos que dos ellas estuvieron varios días perdidas.
Unas espumosas piedras negras
Era sin duda una
oportunidad magnífica e irrepetible, la que se brindaba ante nuestros expertos,
pues con posterioridad podrían analizar en el laboratorio los restos de las bombas
que no olvidemos eran termonucleares, o sea
de fusión.
Ya sobre el terreno, de
lo primero que llamó la atención de Velarde fueron
una especie de piedras negras con aspecto espumoso, que estaban esparcidas en algunos
lugares y cuya existencia se apresuró a notificar a uno de los oficiales al
cargo quien, vaya usted a saber por qué razón o motivo, les restó importancia. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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