(Continuación) Dicho discurso llevaba el buenista título de ‘Átomos para la paz’ y con él el dirigente estadounidense destacaba aplicaciones nucleares en campos tan dispares como: la agricultura, la medicina y, claro, la propia generación de energía.
“Estar al quite”
De hecho, aspiraba a
más pues proponía la creación de un “organismo internacional de energía
atómica” que promoviese los usos pacíficos de dicha energía “en beneficio de
toda la humanidad”. Y ahí España “estuvo al quite” -frase de origen taurómaco donde
las haya, por cierto-, mejor dicho, a su propio quite.
Además, estuvimos presto pues, solo dos años después, en 1955 -ya de la que va, el año en el que fallece el físico relativista Albert Einstein (1879-1955), recuerde su famosa ecuación que liga materia (m), energía (E) y velocidad de la luz (c)-, España firmaba con EE. UU. un acuerdo de cooperación nuclear, la primera piedra del edificio patrio.
Dicho organismo formaba
parte del programa nuclear y, en principio para nosotros pertenecer a él representaba
varias ventajas: nos permitiría disponer de nuestra propia salvaguardia
defensiva; haría que no partiéramos de cero en el inminente desarrollo nuclear
y, quizás con el nuevo estatus energético, nos granjeásemos un sillón
permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. No, no era poca cosa.
Centro de Energía Nuclear ‘Juan Vigón’
Una prueba de ese
peculiar vínculo amistoso en lo nuclear de mediados del siglo pasado, la puede
ofrecer el hecho de que, la exposición itinerante sobre ‘Átomos de la Paz’,
preparada por Estados Unidos y destinada al gran público, se inaugurara en
Madrid, en la Ciudad Universitaria, en mayo de 1958.
Y gracias a las ayudas recibidas, en diciembre de ese mismo año, Franco inauguraba el Centro de Energía Nuclear ‘Juan Vigón’, ubicado en la Ciudad Universitaria de Madrid, donde se albergan la mayoría de los recursos humanos y materiales, así como la gestión del propio centro.
Un centro, este de la
Moncloa, donde ese mismo año se instaló el primer reactor nuclear español, siendo presidente de la Junta de Energía Nuclear el físico, militar y noble José María Otero de Navascués Enríquez de la Sota (1907-1983).
Recuerde que la JEN era el organismo encargado de controlar
prácticamente todas las actividades relacionadas con la energía nuclear, y sepa
ahora que lo presidió Otero desde 1958 hasta 1974,
periodo de tiempo en el que se creó también la primera central nuclear española, la José Cabrera en Almonacid de
Zorita. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
No tenía ni idea de este proyecto ¿es seguro que sucedió? Enhorabuena por "enrocarlo" como usted dice.
ResponderEliminarYo creo que hay un libro escrito al respecto.
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