(Continuación) Recuerde que ésta era una de las prioridades del Ejecutivo franquista, que quería a toda costa y por razones obvias que la vertiente armamentística del Proyecto Islero se desarrollase bajo secreto sumarísimo.
Bomba nuclear ‘low cost’: Pu-239
Por este cúmulo de contras pesando en uno de los platillos de la balanza, Velarde descartó al isótopo uranio-235 y se decantó por la opción del plutonio-239 que, aunque debía constituir al menos el noventa y cuatro por ciento (94 %) del material de la bomba, tenía bazas a su favor.
El
isótopo se podía conseguir en un reactor nuclear pequeño, con una potencia
térmica cien (100) veces inferior a los utilizados para producir electricidad.
O sea que, por este lado, bien.
Por otro, resulta que a pesar de la complejidad científica-técnica del proceso de fabricación de esta bomba, el físico estaba convencido de que “podría desarrollarse y construirse, dada la gran capacidad científica y técnica de la mayoría de los investigadores de la JEN”.
Y por estotro, aunque
era evidente que, por razones militares, ningún país extranjero iba a
suministrar a España el necesario plutonio,
eso no representaba ningún problema pues lo podíamos obtener como residuo a
partir del combustible utilizado en el reactor nuclear previsto en el proyecto.
Recuerde.
‘Proyecto Manhattan’ español
En 1958, ya habíamos conseguido
desintegrar por primera vez el núcleo de un átomo, “… a pocos metros de la Puerta
del Sol, en el reactor atómico experimental de la Moncloa”, una posibilidad
real fruto de la estrecha colaboración hispano-estadounidense existente entre
la Junta de Energía
Nuclear (JEN), la
General Electric Company (GE) y el programa “Átomos para la paz”.
A partir de ahí, en su planta de procesado, se separarían las cantidades de plutonio -residuos de las barras de uranio, que constituían el combustible propiamente dicho- suficientes. Sí, el plutonio resultaba ser una alternativa más viable, de ahí la respuesta afirmativa del ‘Informe de viabilidad de armamento nuclear’ que Otero había pedido a Velarde y que éste le entrega a finales de 1964.
En una exagerada comparativa militar, siempre odiosas ya sabe, el patrio ‘Proyecto Islero’ era conocido como el ‘Proyecto Manhattan español’ y, naturalmente, el comandante Guillermo Velarde era el Robert Oppenheimer español.
Al fin y al cabo, cuando se le
ordenó regresar a España, estaba formándose en EE. UU. con la misión de construir
un reactor de agua pesada,
óxido de deuterio, (D2O) en suelo español. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
Le agradeceríamos si pudiera ampliar información científica sobre Otero de Navascués y Velarde Pinacho.
ResponderEliminarFelicitaciones por esta entrega científica-taurina.