(Continuación) Más allá de lo que piensa la gente, de la sabiduría popular alrededor de esta acción espontánea del bostezo, a ciencia cierta aún desconocemos su origen, una razón del mismo que, para más inri, es muy probable no sea única y existan varias causas.
Además, las hipótesis al respecto se remontan a mucho tiempo atrás, nada menos que a la antigua Grecia, dónde si no; una cultura para la que el bostezo era el medio mediante el cual el alma intentaba dejar el cuerpo.
Hipócrates y el bostezo
Pero hace 2500 años, uno de ellos, tuvo una opinión
menos espiritual y más médica, me refiero a Hipócrates de Cos (460-370) quien
se dedicó a investigar el asunto, convencido de que semejante acción estaba
relacionada con cuestiones, digamos, más “científicas”. (El médico cura, solo
la naturaleza sana)
Según él, se trataría de una forma natural de expulsar el “mal aire” de los pulmones, de eliminar el aire nocivo acumulado, a fin de aumentar el contenido de oxígeno en la sangre y refrescar con su riego el cerebro. Una manera de evitar la somnolencia, la fiebre, la hipoxia o, incluso, la apoplejía.
Pero era tan solo una idea, más intuitiva que otra
cosa, aunque él la explicaba de manera muy gráfica: “Al igual que las grandes
cantidades de vapor de agua que se escapan de las calderas cuando el agua
hierve, el aire acumulado en el cuerpo es expulsado violentamente por la boca
cuando la temperatura corporal se eleva”.
No es que sea así, exactamente, pero estará conmigo que
no está mal, nada mal. Hipócrates, el primer investigador de los
bostezos.
Posibles causas y finalidades del bostezo
Partiendo de un hecho demostrado, el bostezo se produce en una gran variedad de situaciones bien diferentes, vaya por delante que es bastante difícil encontrar tanto una explicación como una finalidad para el mismo. Es así.
Entre las que parece haber mayor consenso se
encuentran: refrigerar el cerebro; obtener un aporte extra de oxígeno en
sangre; cumplir con una función sexual; reducir la ansiedad; aumentar la
atención; reforzar la empatía; ser un simple reflejo vestigial; etcétera.
En general, decir que ninguna de ellas aporta estudios
concluyentes acerca de su certeza y que en la gran mayoría las evidencias encontradas
han sido escasas cuando no controvertidas y hasta contradictorias.
Sin duda se requieren de más estudios y experimentos rigurosos que aporten datos probadores de estas posibles conexiones para así poder realizar una evaluación crítica y una interpretación correcta. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
Observo que entre las causas no incluye el aburrimiento ¿?
ResponderEliminar