(Continuación) De uno de estos fines poco científicos, ya hemos enrocado algo. La alfonsina elevación de la vista al cielo, le sirvió también para manifestar su devoción por la Virgen, un culto en boga entonces de toda Europa que desembocó, ya se lo imagina, en sus afamadas Cantigas.
Una
aplicación poética-musical de la ciencia, aunque no por ello menos exigente en
su elaboración, recuerde los nueve (9) años de observación de los cielos toledanos,
que dieron lugar al tratado de Las tablas alfonsíes. Y que por
cierto no fue la única utilidad no científica.
Errada astrología
También
estaba la aplicación astrológica, de la que aún no le he dicho nada. Basada en la
ocurrencia de que microcosmos y macrocosmos están (supuestamente) conectados, resultaba
lógico pensar que los cuerpos celestes, en particular los planetas, debían ejercer una
influencia sobre las propiedades de todo lo existente en la Tierra, potenciándolas o reduciéndolas.
De ser así, todo cuanto hubiera en el universo debería ser digno de estudio, y de ahí la importancia de la precisión en las medidas de las posiciones planetarias, ya que a partir de ellas se podían formular “juicios” y señalar el momento propicio de una acción importante.
No,
no era cuestión de equivocarse, viendo lo mucho que estaba en juego. El caso es
que el monarca Alfonso X ‘el Sabio’, creía en la capacidad de la astronomía para predecir el
futuro de los acontecimientos y el sino de las personas, es decir, que creía en
la inexistente capacidad predictora de la astrología.
‘Astronomía razonable’
Una
idea que hoy sabemos equivocada del todo, pero que no por ello debemos infravalorar
pues, astronomía y astrología, estuvieron entremezcladas hasta los tiempos de Johannes
Kepler (1571-1630), que no olvidemos
“fabricaba” horóscopos para poder subsistir (La astronomía tiene una hermana
loca que es la astrología, pero es la que le da de comer). O sea.
Sí, es el Kepler que usted recuerda de la física bachillera, el padre de la cinemática celeste, el autor de las tres famosas leyes sobre el movimiento de los planetas alrededor del Sol y una de las figuras claves en la revolución científica. O sea que.
Antes
de proseguir, en honor al rigor científico y ya de la que va, debo hacer una
aclaración. He entrecomillado el subtitular de más arriba, pues se trata de un
guiño musical a la canción del guitarrista Quimi Portet, del grupo español El
Último de la Fila que en 1993 lanzó al mercado su sexto (6.º) álbum de estudio, llamado de
forma homónima. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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