Ya me entiende, ocurrencias supuestamente científicas en la línea de ‘lo dijeron o algo así’ y que tan frecuentes son, pues bien, en lo que respecta a ésta, hace unas semanas, ya un atento lector me pedía algo más de información al respecto.
Un interés que no es de extrañar si tenemos en cuenta la
contundencia de la frase -sin duda una potente llamada de atención sobre la
importancia de los insectos polinizadores, de la biodiversidad en
general-, y el supuesto creador de la misma, nada menos que el físico
germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955).
La cuestión es, ¿la dijo o no la dijo? Dado que este blog nació con vocación de servicio público y pretensiones divulgadoras, aunque con cierto retraso, he aquí lo averiguado.
¡No la
dijo!: Apicultores belgas
Ya de entrada, no existe el menor rastro de que la
pronunciara el relativista (‘Albert Einstein. El libro definitivo de citas’ [Libro Recomendado-133]), de modo que niego la mayor, no hay
constancia de ningún registro documentado según el cual, el científico hubiera
dicho tal frase.
Y eso que no son pocos los investigadores especializados
en sus citas, los que han buscado y rebuscado por todos lados: libros,
escritos, entrevistas, noticias, anécdotas, medios gráficos (fotos), etcétera.
Nada de nada.
De lo que sí existen más que evidencias es de su origen a
partir de un slogan de protesta realizado por unos apicultores belgas, para una
manifestación llevada a cabo a finales del siglo XX, en concreto en 1944 (el
físico murió en 1955).
Distribuída en unos panfletos venían a aseverar que, si los forzaban a salir del negocio a causa de los precios más bajos de la miel importada, un viejo y pandémico problema como puede ver, entonces, con ellos desaparecerían las abejas y tras ellas también lo haría el hombre.
Una afirmación que razonaban pues, según ellos, el
ochenta y cinco por ciento (85 %) de las plantas europeas dependen de las
abejas para reproducirse, lo que provocaría una reacción en cadena. Y lo cierto
es que, hasta donde alcanzo a comprender, no andaban falto de razón, al menos
en teoría. O sea que, por ahí, bien.
¡No la
dijo!: ‘The
Happening’, la película
Lo que no lo está tan bien de su discurso, es la incorrecta atribución einsteniense que
hicieron de la autoría de semejante dicho. Inducidos probablemente por una nueva
y maleva aplicación de que “el fin justifica los medios”, pensaron que vendría
bien utilizar al universal genio. O sea que, por ahí, mal, lo peor es que no
fueron los únicos. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
¿De qué va la película?
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