(Continuación) - Marquesado de Oró (2003), a favor de Joan Oró Florensa (1923-2004) bioquímico. «La constante dedicación de don Joan Oró Florensa al mundo científico, puesta de manifiesto a través de sus numerosos trabajos de investigación, ha contribuido de manera notable a mejorar el conocimiento sobre el origen de la vida, por lo que, queriendo demostrarle Mi Real aprecio». Real Decreto 819/2003, de 23 de junio.
- Marquesado de Canero (2008) a favor de Margarita Salas Falgueras (1938-2019) bioquímica. «La valiosa entrega de doña Margarita Salas Falgueras a la investigación científica sobre biología molecular, realizada de forma intensa y rigurosa a lo largo de toda su vida profesional, merece ser reconocida de manera especial, por lo que, queriendo demostrarle mi Real aprecio». Real Decreto 1175/2008, de 11 de julio.
- Marquesado de Fuster (2014) a favor de Valentín Fuster Carulla (1943) cardiólogo. «El destacado y constante trabajo en investigación cardiovascular y la meritoria labor docente de don Valentín Fuster Carulla, merecen un reconocimiento especial, por lo que, queriendo demostrarle mi Real aprecio». Real Decreto 352/2014, de 13 de mayo.
- Marquesado de Grisolía (2014) a favor de Santiago Grisolía García (1923) bioquímico. «La
prolongada y encomiable labor investigadora y docente de don Santiago Grisolía
García y su contribución al conocimiento científico, merecen un reconocimiento
especial, por lo que, queriendo demostrarle mi Real aprecio». Real Decreto
353/2014, de 13 de mayo.
Cuando la ciencia entra en la heráldica. O no
Que me conste, en
España, no es frecuente encontrar a quien renuncie a la concesión de un título
nobiliario -dicho esto sin ninguna intención pues resulta de lo más humano- sin
embargo, en este campo de la ciencia, tengo constancia de dos durante el
reinado de Juan Carlos I. Dos científicos que vinieron a decir que “no”
a este reconocimiento de nobleza: uno fue Pedro Laín Entralgo y otro el 'nobel'
Severo Ochoa.
Del médico y humanista Pedro Laín Entralgo (1908-2001) decir que renunció a un título de nobleza con el sencillo argumento de que no se consideraba merecedor de él. Del segundo, Severo Ochoa de Albornoz (1905-1993) médico, investigador y Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1959, decir que fue un republicano convencido que se mostró más recalcitrante en su rechazo y lo hizo además en más de una ocasión.
Una en vida de
Franco, cuando el Ayuntamiento de su localidad natal en 1975 solicitó para
él el título de conde de Luarca, al que renunció alegando que no le encajaba. Con
posterioridad el rey Juan Carlos I se lo ofreció de nuevo al menos en otras
dos ocasiones, las mismas que Ochoa no aceptó y eso que ambos al parecer se
llevaban estupendamente. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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