Sin embargo, para su desgracia, el joven continuó
calculando el ahorro anual en todos los teatros del mundo, en todas las
iglesias del mundo, en todos los parlamentos, y por fin, llegó a estimar los
efectos morales y religiosos asociados al invento, hasta que, pasada una hora,
obtuvo como resultado una ganancia de muchos miles de millones. La consecuencia
fue, por supuesto, que los millonarios recogieron sus bártulos y se
escabulleron en silencio, dejando marcado de por vida al arruinado inventor’.
No hay ninguna duda de que el escritor contribuyó a reintroducir la tradición oral en la literatura victoriana, a perfeccionar el arte del diálogo en sus escritos críticos y a representar el poder de la oratoria en sus juicios, siendo estos algunos de los pilares en los que se basa su genialidad única. O como dijo aquél refiriéndose a lo suyo, el presente es vuestro, el futuro es mío.
Del dublinés, el vibórico y bonaerenese Borges
llegó a escribir: “Leyendo y releyendo, a lo largo de los años, a Wilde, noto
un hecho que sus panegiristas no parecen haber sospechado siquiera: el hecho
comprobable y elemental de que Wilde, casi siempre, tiene razón”, y si lo decía
el bonarerense, quien es uno. O sea que sí. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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