(Continuación) Dado que
el oro es un metal muy blando, si lo mordemos aunque sea de forma suave,
es fácil que dejemos impresas en él las huellas de nuestros dientes, señal en
principio de su autenticidad, en teoría, cuanto más profunda sea la marca de la
mordedura mayor pureza tendrá el oro.
No obstante, a pesar de
su sencillez, es un método nada aconsejable, primero, por la propia
salud de su dentadura y, segundo, porque no es infalible ya que, si bien
una dureza excesiva debería hacernos desconfiar, no es menos cierto que existen
otros metales blandos (por ejemplo, el plomo, Pb) que pueden recibir un adecuado
baño de oro y engañarnos.
Prueba mecánica: Frotar con cerámica
Basada también en su
escasa dureza, existe otra prueba mecánica para determinar su autenticidad
consistente en frotar suavemente el objeto metálico contra una superficie de
cerámica sin vitrificar (azulejo, plato, etcétera) y observar el color que deja
sobre dicha superficie.
Si deja una marca
dorada es probable que sea de oro (puede estar solo chapado en este metal),
pero si la marca es negra, entonces no lo es. Aunque sencilla
debe ejecutar esta acción con cuidado pues puede dañar la joya.
A propósito de la densidad
Así como la prueba del sonido
nos retraía a los apartados de acústica y ondas mecánicas de la
física bachillera, ésta de la densidad nos sumerge en el de la hidrostática
a través de la magnitud relativa y un tal Arquímedes del que recordamos
su famoso ¡Eureka! o sea ¡Lo encontré! De la magnitud poco que añadir
que no conozca.
Nos mide una propiedad
intensiva de la materia, cuyo elevado valor en el caso del noble metal,
apunta a que se trata de uno de los más
densos, no de los más pesados, a cualquiera le llama la atención sentir cuánto
pesa una pieza de este metal al sostenerla en la mano, en relación con su
pequeño tamaño.
Y es que su valor es de 19,32
g/cm3, es decir, a igualdad de volumen, el oro Au (s),
es diecinueve veces más pesado que el agua H2O (l), una
característica física que ha sido de siempre aprovechada por los buscadores
para aislar este metal de la tierra con la que se extraía. Es el conocido proceso
de “lavado” de la tierra con una corriente de agua, en el que los granos de
oro, más pesados que el resto, se depositaban en el fondo de las bateas,
mientras que la tierra se iba con el agua.
Del científico, quizás el
tercer hombre más influyente de la humanidad tras Einstein y el genial Newton,
también hay bastante enrocado por lo que no abundo en ella, de modo que cierro
el paréntesis abierto y paso a contarles cómo medir la densidad de un objeto en
casa. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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