(Continuación)Y por supuesto es la canción que
eleva nuestros espíritus, nos une, conforta y reconforta al darnos ánimos y
esperanza durante el obligado confinamiento impuesto por este coronavirus
que nos confina, enferma y mata y que lleva por nombre oficial el acrónimo SARS-CoV-2.
Pero volviendo a lo que nos trae, sí, no cabe duda que la canción sirve para diversos
y difíciles momentos, distintos y abstrusos problemas proporcionando siempre una
beuna dosis de alegría, ¿a quién no se le viene el corazón arriba cuando la canta
o escucha?
Ya se lo advertí más arriba, estamos ante una
canción talismán que debe su benéfico y salutífero poder, esto se lo digo
ahora, a su música, a su letra y, claro, al Dúo Dinámico aunque esa es otra
historia. Le invito a que lo haga, pero desde ya le digo que si pregunta de
quién es la canción, tiene todas las papeletas de que le contesten “Es del
Dúo Dinámico, todo el mundo lo sabe”, lo cual no es ni cierto del todo ni
justo para todos. Me explico.
Música
y letra
Resistiré,
erguido frente a todo / Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y
aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy
como el junco que se dobla / Pero siempre sigue en pie.
Fue entonces cuando Ramón (el más alto del
dúo), al parecer impresionado por una conocida frase de quien es el quinto
español en conquistar el Premio Nobel, en su caso de Literatura
(1989), Camilo José Cela, le propuso a Carlos Toro Montoro, magnífico
letrista y periodista deportivo, que escribiera una letra sobre ese sesgo de
victoria final que tiene para algunos la resistencia.
“El que resiste, gana”
Con su permiso abro un inciso sobre el
origen de la frase, ya sabe “El que resiste, gana”, toda una declaración de
intenciones que forma parte del discurso que pronunció el nobel en la recepción
del Premio Príncipe de Asturias de 1987 quien tras la protocolaria
presentación continuó diciendo: “En España —y os lo digo, Alteza, porque
sois joven y español— el que resiste, gana”.
Esa es la frase que está documentada, ha
llegado al dominio popular en su versión acotada y sobre la que cuentan que
Cela expresó el deseo de que estuviera como epitafio en su tumba del cementerio
de Adina. Un deseo que al parecer se cumplió, o así al menos lo suelo leer y oír
de vez en cuando, aunque a un servidor de usted este hecho no le consta, un fleco
informativo que dejo aquí suelto y con el que cierro de camino el inciso.
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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