(Continuación) Una cuestión nada banal la
del colegio si tenemos en cuenta que esa temprana edad es un momento cognitivo
clave para el aprendizaje de determinados conceptos ciertos, lo que está bien,
o errados, lo que ya no lo está tanto. Y en este caso no ayuda precisamente a
desterrar la ignorancia, el hecho de que existan personas que manifiesten en
público la supuesta práctica de sacar las plantas de las habitaciones de los hospitales,
para que así los enfermos puedan respirar sin peligro para su salud. Patiño,
dixit.
Por resumirlo, la base del argumentario de
esta creencia pasa por la idea, cierta por otro lado, de que durante la noche
las plantas absorben oxígeno y emiten dióxido de carbono, de modo
que si estamos junto a ellas nos quedaremos sin respirar el gas que necesitamos
y respiraremos el que nos adormece primero y nos asfixia después. Luego, ¿estaban
en lo cierto nuestras madres, abuelitas y maestros? ¿Van de la mano en este
caso, ciencia popular y ciencia académica?
Bien, pues como en todos los mitos, bulos y
leyendas que en el mundo han sido, son y serán, en éste también existe una
parte de mentira y otra parte de verdad, así que a
partir de ahora y como quien dice, ¡marchando una de desmontaje del mito, a
modo del televisivo ‘Desmontando a Paquirrín’.
Leyenda
urbana. Lógica
Existen personas en este mundo, es probable
que conozca a alguna, que por precaución sacan de su dormitorio durante la
noche hasta el más pequeño de los cactus, y sin embargo duermen con el gato a
los pies de la cama o con el perro, por no nombrar a su pareja o con quien se
encarte, que eso no viene al caso ni es asunto que me incumba. Y la causa de la
habitacional expulsión del vegetal ya se la imagina, el miedo a quedarse sin
oxígeno. Se trata de una curiosa forma de pensar, no solo errada desde el punto
de vista científico, sino algo absurda a poco que se recapacite sobre ella, por
resultar contraria a la más elemental lógica. A vuela tecla, hasta tres razones
se me ocurren, tres como las hijas de Elena pero, a diferencia de ellas,
éstas son buenas.
UNA. Se
trata de un pensamiento ilógico por una cuestión de naturaleza geográfica. Ya
le decía antes que esta falacia es casi exclusivamente española pues en la
inmensa mayoría de países no es conocida, pero entonces ¿qué les pasa a sus
habitantes que duermen con ellas en la habitación? ¿Acaso nos llegan noticias
de estas extrañas y extranjeras muertes nocturnas? ¿Conoce algún informe que
provenga de fuentes fidedignas cuyos datos nos adviertan de ese peligro? No,
¿verdad?, pues como yo. Así que…
DOS. También
es ilógico por una cuestión de naturaleza física, aunque también de aplicación
del mero sentido común. A nadie escapa que el volumen de oxígeno
que absorbe una planta y el de dióxido de carbono que expulsa en su
respiración, por una sencilla cuestión de tamaño, tiene que ser muy, muy,
inferior a los correspondientes de un gato, perro, persona o personas con las
que sin embargo pernoctamos y tras pasar la noche no nos pasa nada. Todo el
mundo lo sabe. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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