(Continuación) Uno es la obsidiana,
llamada también vidrio volcánico, formada por el calor que se
genera en el interior de los volcanes. Desde el punto
de vista de la geoquímica la obsidiana es un mineraloide (no posee una
estructura química bien definida), una roca ígnea de composición parecida al granito
y la riolita, constituida mayoritariamente por óxidos de silicio SiO2,
magnesio MgO y hierro Fe3O4, en un 70-75 % de abundancia,
y silicato de aluminio Al2(SiO3)3.
Otro ejemplo de vidrio creado por la naturaleza es la fulgurita, resultado de la caída de un rayo atmosférico
en la arena que la funde. Se trata de una roca metamórfica en forma de tubo,
compuesta por lechatelierita, sílice (SiO2) vitrificada
al enfriarse tras alcanzar una temperatura de cuatro mil grados Celsius (4 000
º C).
Y por último las tectitas, del
griego tektos “fundido”, objetos de vidrio natural de muy pocos
centímetros o milímetros que, según la mayoría de los científicos, se han
formado por el impacto de grandes meteoritos en la superficie del
planeta. Las tectitas son los minerales más secos que se conocen, con un
contenido promedio en agua (H2O) de tan solo 0,005 %.
Una
cuestión de orden
Sin embargo, a pesar de sus diferentes
composiciones y procesos de formación, hay algo que comparten todos los vidrios
y es el hecho de que las partículas que los componen están desordenadas o poco
ordenadas, una disposición que podemos considerar aleatoria y causante de que su
estructura tridimensional no forme una red con simetría.
Decimos que los vidrios tienen una
desordenada estructura vítrea, diferente a la ordenada que caracteriza a
los cristales, estructura cristalina, y que podemos ejemplificar en la
imagen siguiente de las estructuras de un cristal (a) y de un vidrio (b) de la
misma composición química, en este caso sílice (SiO2).
Al margen de otros factores intervinientes,
es en la estructura del sistema material donde radica la principal y última diferencia
entre cristal y vidrio, y no es otra que una cuestión de orden, relacionada
no tanto con los materiales que los forman, como con el tratamiento que le
demos a estos.
Y más concreto con el tiempo de
enfriamiento que conducirá a un producto u otro. Mientras el cristal (con
más tiempo) se formará con una estructura regular, el vidrio (enfriado en menos
tiempo) presentará una estructura irregular. Desde este punto de vista el
vidrio puede ser considerado como un cristal falto de terminación.
Luego según la ciencia no es lo mismo un término
que otro, por lo que en el vocabulario científico -como ocurre en el
profesional, aunque por otro motivo-, tampoco es correcto utilizar vidrio o cristal
indistintamente, lo que los diferencia del coloquial para el que son conceptos sinónimos.
‘Nada hay verdad ni mentira’
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Cómo nos referimos
a ellos? ¿Cuál es la forma correcta? Pues como ocurre en otras tantas cosas de la
vida eso es relativo, como bien nos dice Campoamor el poeta, no la política ni
el músico, ya saben: ‘nada hay verdad ni mentira’. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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