(Continuación) Una
discriminación que ya no es por razón
de género como en el ‘efecto Matilda’, sino por algo tan paradójico como el hecho de que
el renombre o prestigio que podia tener ese alguien homenajeado, provenía de ocupar
un lugar más alto en las relaciones estructurales que se imponían en los grupos
de investigación. La paradoja estriba en que ese lugar lo ocupaba merced al
renombre que la persona tenia, que derivaba a su vez del lugar que ocupaba, que
… Vamos, la pescadilla que se muerde la cola del castizo o el latinajo ‘ad infinitum’ que diría el clásico.
En realidad es un
fenómeno no muy distinto al que vemos en algunos programas de televisión de los
llamados ‘del corazón’, que más bien deberían llamarse ‘de las víseras’ ya me
entienden, y a los que acuden personas/personajes porque son “famosos” y lo son
precisamente por que salen en la “tele”, una presencia pública que les hace más
famosos permitiéndoles ir nuevamente a la tele, lo que los hará más famosos, … ‘Ad nauseam’, sí otra locución Latina.
Y aunque este
efecto, ya lo ve, se puede encontrar en casi cualquier ámbito de la vida humana,
Merton lo personalizó en el mundo de las ciencias publicándolo
en 1968 en la prestigiosa revista Science. Llevaba el título ‘The
Matthew Effect in Science’, y según el
mismo, las investigaciones realizadas por científicos jóvenes, o no tan
conocidos para la comunidad científica y la sociedad en general, aunque sean
mejores que las de sus compañeros ya consagrados, recibirán menor cantidad de
menciones. Incluso, es bastante posible que sean olvidados o relegados a un
segundo plano, ocultos por la sombra del más famoso, siempre tan alargada.
¿Y por qué lo llamó así?
Parece ser que, a
diferencia de Rossiter, no fue para rendir homenaje a alguien, sino más
bien por inspiración bíblica digamos, por cierta semejanza circunstancial que
le encontró con la conocida ‘parábola de los talentos’, de uno de los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento, el de Mateo (25, 14-30) en cuyo final podemos leer una
aseveración de lo más inquietante: “A
todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, aun lo que
tiene se le quitará”. Caramba con el
santo.
Pues sí, con el
santo y con su espeto bíblico, pero la verdad es que el sociólogo anduvo bastante
fino al denominar con su nombre esta sobreestimación que se hace del trabajo de
los científicos que ya gozan de reconocimiento público, en detrimento de los que
no tienen tanto.
En cualquier caso
y ante semejante efecto, usted se preguntará ¿qué tipo de investigación llevó a
cabo el sociólogo Merton, a partir de la cual pudo llegar a semejante idea? Pues
resulta que de santo no tenía nada o muy poco pues, la verdad es que investigó
más bien poco o nada, como lo lee. O como dice el aserto, cuando nada es lo que
parece aunque lo parezca. Verán porqué les digo esto.
Resulta que para
definir el concepto y acuñar esta expresión de su publicación de 1968, el investigador
no se basó en un trabajo propio sino que utilizó buena parte de una serie de entrevistas
y materiales diversos, realizados por una joven componente de su grupo
investigador en la Universidad de Columbia. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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