(Continuación) O
en el de los homenajes y agradecimientos donde sigue siendo práctica
corriente en la actualidad, dentro del campo de la ciencia y la tecnología, que
los hombres reciban comparativamente más reconocimientos y premios que las
mujeres, a pesar de tener méritos y logros similares.
Incluso ocurre en
los propios medios de
comunicación. Creo que fue una
investigación suiza la que concluyó que los medios de comunicación masivos, a
efectos publicitarios en programas de television y espectáculos, demandan más a
menudo la presencia de científicos que de científicas.
Una cuestión de
imagen sin duda, claro que para imagen la que ofrecieron estas tres experiencias
que les traigo.
‘Efecto Jennifer y John’, 2012
Con esta
expresión se conoce a un peculiar experimento de principios de esta década, que
fue llevado a cabo en la Universidad de Yale y en el que se le pedía a 127 docentes
bien cualificados de algunos departamentos de física, química y biología pertenecientes
a seis universidades estadounidenses, que valoraran la solicitud presentada por
un estudiante (John) y por una estudiante (Jennifer) para ocupar, en
sus departamentos, una ayudantía de laboratorio remunerada.
A 63 de dichos
responsables se les envió la de ella y a los 64 restantes la de él, pero lo que
los docentes ignoraban era que ambos estudiantes eran ficticios y que la documentación que
iban a evaluar era exactamente la misma diferenciándose solo en el nombre y
sexo de la persona solicitante.
¿Adivinan quién
obtuvo mayor puntuación? Por ahora, de pista, les doy solo un nombre, Matilda,
dejando para mejor momento la descripción científica de este experimento que
imagino no tardará en ver la luz en esta tribuna.
“Cuando era mujer”, 1997
De una quincena
de años antes es el siguiente ejemplo que les traigo, íntimamente relacionado
con el neurobiólogo estadounidense Ben
Barres (1954-2017), que en realidad nació Bárbara y como mujer estudió, investigó y publicó hasta
que en 1997, con 23 años, decidió cambiar de sexo convirtiéndose en el primer
científico abiertamente transgénero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS) en 2013.
Casi desde los
primeros instantes de su nueva identidad, Barres, no solo señaló la
discriminación que sufrió como mujer científica, sino que denunció el hecho de que
sus investigaciones y estudios se valoraran de manera distinta según el género
bajo el cual las publicó.
En 2006, en la
revista Nature, detalló numerosas pruebas de cómo mujeres y
hombres tenían la misma capacidad en matemáticas y otras disciplinas de ciencia,
y además documentó, con ejemplos de su propia vivencia, la verdadera razón de
la ‘falta de avance femenino’, y que no era otro que la constante
discriminación que la mujer sufre. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
Estoy interesada en saber algo más sobre el Efecto Jennifer y John y como yo, creo que hay más mujeres ¿podría continuar por ahí esta serie de entradas? Felicitaciones por el blog y los temas que elige.
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