lunes, 5 de agosto de 2019

Apolo 11. Breve aproximación científico-técnica (16)

(Continuación) Pero para los astronautas no había acabado todo, les quedaba aún la cuarentena, ya saben. El aislamiento de personas o animales que se lleva a cabo durante un período de tiempo -no tiene por qué ser de cuarenta (40) días, aunque así lo indique la etimología del término, originado a partir de la expresión italiana quaranta giorni-, a fin de eliminar o limitar el riesgo de propagación de una enfermedad contagiosa. Conocida o no.
Cuarentena espacial
Un proceso inevitable en el caso que nos trae dadas las circunstancias pues, aunque con una muy remota probabilidad, siempre existía la posibilidad de que trajeran algún germen desconocido de la Luna, que portaran patógenos procedentes del satélite. Precaución.
De ahí que los astronautas salieran de la nave con trajes de protección, fueron desinfectados por el equipo de rescate que iba provisto de trajes especiales anti biológicos, y entraran en cuarentena (en realidad fueron solo de veintiún (21) días) ante los posibles gérmenes lunares.
Que afortunadamente no fue el caso, pero en aquella época no se sabía. De hecho, la tripulación del Apolo 12, sexta misión tripulada del programa Apolo, segunda que alunizó, y que fue lanzada en noviembre del mismo año llevando a bordo a Charles Conrad, Alan Bean y Richard Gordon, tuvo que pasar también la cuarentena.
9.- APOLO 11 Y LAS COMUNICACIONES, 16-24 DE JULIO DE 1969
A fin de posibilitar la comunicación entre los astronautas y el Control de la Misión en la Tierra, la NASA creó un sistema específico conocido como MSFN (acrónimo de Manned Space Flight Network y que podemos traducir por ‘Red de vuelos espaciales tripulados’).
Extendido por todo el planeta constaba, entre otros componentes, de: once (11) estaciones de tierra, cinco (5) barcos, ocho (8) aviones, numerosas antenas y tres (3) super antenas idénticas sin las que todo lo demás no habría tenido sentido.
Ellas eran las encargadas de mantener en todo momento las comunicaciones con los astronautas y para ello la NASA dividió la Tierra en tres porciones desde los que observar el primer viaje humano destinado a hollar nuestro satélite. Separadas unos 120º en longitud para garantizar un enlace constante con la Luna estaban instaladas en las estaciones de: Goldstone (California, Estados Unidos), Robledo de Chavela y Fresnedillas de la Oliva (Madrid, España) y Honeysuckle Creek (Canberra, Australia), de modo que dependiendo de la posición orbital entraba en contacto con una, otra o estotra. (Continuará)
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