(Continuación) Y yéndonos unos días atrás
de ese mismo mes y año, resulta que celebramos el noventa (90) aniversario de
otra generación de aventurero del mundo de la historieta. Me refiero al rey de
la selva, a Tarzán de los monos.
Paréntesis conmemorativo: Tarzán
Era una adaptación de la primera
novela homónima (1912) del escritor de género fantástico estadounidense Edgar Rice Burroughs (1875-1950), el más
popular de la narrativa popular de aquel entonces, y que ya había pasado a la
pantalla grande en 1918, por lo que su adaptación al cómic era más que lógica y
esperable. Al fin y al cabo estamos solos unos meses antes de la Gran Depresión, y todo tipo de evasión le
venía bien al ser humano en esos agitados y convulsos inicios del siglo XX.
De la trama y el personaje poco que decir que usted
no sepa. En esencia no es más que otro mito sobre la supremacía blanca, en este
caso centrado en un inocente y aristocrático niño al que unas aciagas
circunstancias terminan convirtiendo en el hombre mono, el rey de la selva.
“Que noventa años no es nada”
Así que, en este año de 2109,
noventa nos separan de la aparición de tres títulos legendarios del Noveno Arte, que marcaron para siempre
el inicio de la narrativa en viñetas. Por orden de aparición fueron: Tarzán, 7 de enero de 1929; Tintín, 10 de enero de 1929; y Popeye, 17 de enero de 1929. Y como
puede ver, estamos ante unos personajes de ficción que no tienen la menor
intención de jubilarse.
A la vista está que enero de 1929
fue un mes pródigo para el cómic mundial, pues aportó nuevos géneros que, en
breve, se convirtieron en espacios de evasión y exotismo, para los duros
tiempos de depresión que se avecinaban.
Los tres personajes de ficción (seguro
que el lector atento y avisado, tiene en mente alguno otro que añadir a la
lista), lograron traspasar las fronteras de las viñetas para formar parte, y no
menor, del imaginario colectivo del siglo XX.
Sin duda alguna Tarzán, Tintín y
Popeye son reconocibles iconos casi centenarios, de una cultura popular
construida alrededor del noveno arte, unos referentes que de alguna manera, y en diferente forma, siguen ejerciendo cierta influencia
en el mundo de la historieta, o al menos eso piensan algunos exégetas. Como nos
dice la letra del tango:
‘Sentir que es un soplo
la vida / que veinte años no es nada
que febril la mirada,
errante en las sombras / te busca y te nombra’.
Pues eso, al fin y al cabo, noventa años no son nada para unos personajes
de su nivel y categoría. No, no lo son, es así y a la vista está. (Continuará)
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