jueves, 6 de diciembre de 2018

Cómo no ganar un Nobel: Ser doctorando (2)


(Continuación) Vayamos con la segunda de las condiciones excluyentes, una cuestión ésta de momento académico.
B) Hacer el descubrimiento “nobelero” durante la etapa de doctorado. Porque podría suceder que dada la condición de inferioridad académica y funcionaral, su supervisor o jefe más inmediato se anotara el tanto descubridor y se ajudicara el mérito científico.
Como algún que otro ejemplo está ya enrocado en esta categoría, les cuento de forma breve el caso del biólogo estadounidense Albert Schatz (1922-2005), quien siendo estudiante de posgrado inició la búsqueda de un antibiótico para la tuberculosis, y lo hizo en la soledad de un laboratorio que estaba instalado en el sótano del Cook College en la Universidad de Rutgers.
Y sólo unos meses después, el 19 de octubre de 1943, lograba aislar dos cepas de actinobacteria que podían detener, de manera efectiva, el crecimiento de ciertas bacterias resistentes a la penicilina. Con solo 22 años, Albert, había descubierto la estreptomicina, un antibiótico para el tratamiento de la tuberculosis y otras enfermedades.

Pues bien, por sus circunstancias de doctorando, dicho descubrimiento le fue acreditado únicamente a su supervisor formal, el bioquímico y microbiólogo estadounidense Selman A. Waksman (1888-1973), que lo patentó a su nombre a pesar de no haber participado en absoluto, ni en la investigación ni en el descubrimiento.
Naturalmente Schatz lo llevó a juicio, reclamando en 1950 tanto el reconocimiento científico como descubridor de la estreptomicina, como el montante económico derivado del derecho de patente. Por la documentación existente, parece ser que esta segunda reivindicación monetaria, en un acuerdo extrajudicial, se vio satisfecha.
Algo que por desgracia no ocurrió con la primera, la científica, pues un par de años después Waksman, para más inri, recibía en solitario el Premio Nobel en Fisiología o Medicina de 1952, «por su descubrimiento de la estreptomicina, el primer antibiótico efectivo contra la tuberculosis» y sin la menor de las menciones para Schatz.

Una injusticia que éste denunció pero, a diferencia de la ley de patente, cuando un Nobel no te lo reconocen y conceden, no hay manera de dar marcha atrás al asunto. Ninguna apelación es posible ante la fundación sueca, así están las cosas. Bueno pues ya lo sabe, cuidadito con lo que descubre mientras sea un doctorando. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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