(Continuación) Vayamos con la cuarta de las
condiciones excluyentes, una cuestión temporal, de no irse antes de tiempo.
D) Morir antes de tiempo. Aunque es frecuente ver
puesto negro sobre blanco, que el hecho de ser
mujer fue la causa de que la química y cristalógrafa inglesa Rosalind Franklin (1920-1958) -a quien
debemos importantes contribuciones para la comprensión de la estructura del ADN, del ARN, de los virus, del carbón y del grafito-, no recibiera el Premio
Nobel en Medicina y Fisiología de 1962, en puridad esto no parece ser
cierto. No fue un asunto machista, de género.
Entre las directrices con la que está establecido este premio, una de
ellas especifica que no se puede otorgar de forma póstuma, a menos que el ganador
haya sido nombrado antes de su defunción. Y en el caso de la inglesa, basta
observar su año de nacimiento y el de la concesión del premio para dilucidar
que había muerto nada menos que cuatro (4) años antes.
Tiempo más que suficiente para justificar su no concesión a pesar del
matiz del nombramiento, porque sencillamente no era su caso. Así que imposible
de toda imposibilidad y no por una cuestión de género, no por un enfoque
machista.
Como ya saben el Premio Nobel en
Fisiología y Medicina de 1962 fue entregado a Francis Harry Compton Crick, James
Dewey Watson y Maurice Hugh
Frederick Wilkins, “por sus
descubrimientos acerca de la estructura molecular de los ácidos nucleicos y su
importancia para la transferencia de información en la materia viva”. Es así.
Pero les recalcaba antes lo del matiz del nombramiento, porque tiene su
importancia. Verán. Resulta que los premios se conceden a finales de septiembre
o primeros de octubre y no se entregan hasta primeros de diciembre, de forma
que hay un par de meses entre un acto y otro.
Y claro, si en ese interín fallece uno de los ya denominados por la Academia Sueca, pues entonces lo
acordado en el reglamento es que sí se lo entregan. Algo que estarán conmigo,
parece justo, que bastante desgracia lleva ya la persona y sus familiares.
Precisamente esto es lo que se dice que ocurrió con el inmunólogo
canadiense Ralph Steinman (1943-2011),
que recibió el Premio Nobel en
Fisiología y Medicina de 2011 conjuntamente con Bruce Beutler y F Jules
Hoffmann, «por sus aportaciones en el
ámbito de la inmunología y las vacunas».
Pero en mi opinión no fue
exactamente así. Por lo que tengo averiguado Steinman falleció el viernes 30 de
septiembre de 2011, pocas horas antes de que la Asamblea sueca tomase la
decisión, de modo que cuando les llegó la noticia hacía ya tres horas
que le habían concedido el Nobel. (Continuará)
Se trata de un punto de vista de lo más original sobre los premios nobel. Me gusta.
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