martes, 21 de agosto de 2018

“Después de la leche, nada eches”. Mito (y 3)

(Continuación) En dicho texto se exponían las bases de la teoría de la evolución biológica darwiniana, a través del mecanismo de la selección natural.

Una cuestión de eficacia y supervivencia animal que se resuelve dentro del mecanismo de selección natural del proceso evolutivo y según el cual, no sobrevive el espécimen más fuerte sino el que mejor se adapta al entorno y, por ejemplo, es prudente con lo que come.
Como aquellos antepasados que observando el aspecto de la leche cortada y/o agria, decidieron no beberla. Ellos fueron los que sobrevivieron (sobre todo los que no ingirieron la agria o en mal estado) y pudieron reproducirse, los demás por desgracia murieron por su toma y no llegaron a tener descendencia. Así es como actúa el mecanismo de la selección natural.
Y a propósito de la leche en mal estado.
Leche agria
Recordarles aquí y ahora, sólo a modo de apunte, que es la ingesta de leche en mal estado, no la de la leche cortada, la que puede ocasionarnos graves problemas de digestión, ya que su naturaleza química está modificada por la existencia en su seno de microorganismos que la descomponen.
En concreto bacterias que por así decirlo se “comen” la lactosa (C12H22O11·H2O) -un disacárido conocido como azúcar de la leche, presente en la de las hembras de la mayoría de los mamíferos-, convirtiéndola mediante una reacción química en ácido láctico, un carboxílico de fórmula C3H6O3, que entre otras sustancias son responsables del mal olor y la textura grumosa.
Lo saco a colación por la polémica generada en estos últimos días en torno al consumo de leche cruda, y el consiguiente incremento de los riesgos a contraer infecciones transmitidas por microorganismos, que pueden llegara a ser muy peligrosas.
Pero volviendo al refrán de la leche, que en nuestro estómago se corta independiente de cuando nos la bebamos y que no nos hace dañoporque a la vista está, es evidente que se trata de UN MITO FALSO.
Bien, pero en puridad, ¿es del todo falso, o hay algo de cierto en él? Se lo planteo porque, si por lo general se suele cumplir que el mito es la mentira de la verdad, ¿cuál es entonces la verdad de la mentira en este caso?
Bueno también lo hago porque tras releer la frase que pronunció el ignoto sabio y que le cité al principio de la primera entrega de esta terna (“La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”), no le dije que éste, Agamenón, ante tan asertiva afirmación le respondió de forma inmediata: “Conforme”. Una respuesta inquietante, la verdad.  (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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